Yun

Mark

—No — se atrevió a decir Mark, rompiendo el silencio. Yun, que estaba de espaldas, se dio la vuelta confundida.
—¿No? — repitió Yun.
—Sé que no estás bien Yun, sé que te duele, y no sé qué coño te habrá hecho esa tía pero lo que sí sé es que te duele, porque estás llorando, Yun, eres humana, tienes sentimientos aunque te esfuerces en ocultarlos...y me parte el alma verte así, sé que estás mal, sé perfectamente que tus nudillos reventados no son del frío si no de golpearle a la pared, sé perfectamente todas y cada una de las cicatrices que tienes en el cuerpo, que te gusta decir que son como "arte" que es "como pintar en un lienzo en blanco"...Yun, lo sé todo de ti, porque he estado observándote, he visto como tu mundo se ha desmoronado y lo has vuelto a construir millones de veces, y sólo por eso ya deberías estar orgullosa.
Sé todas tus inseguridades y déjame decirte que me encantan tus marcas, me encanta tu carácter fuerte, me encanta tu gran corazón aunque creas que ni si quiera tienes uno...He estado ahí siempre contigo, mirando, y ya no quiero mirar más Yun, quiero estar contigo, quiero ayudarte en todo lo que esté a mi alcance...Quiero hacerte ver que eres perfecta con tus más y tus menos, y que no te preocupes tanto por tus defectos, todos tenemos de eso, quiero que veas que eres fuerte, y si no me crees sólo mira atrás  y observa todos los infiernos que has atravesado tu sola.
Yun se iba acercando a Mark lentamente.
—Quiero que puedas verte como la obra de arte que te veo yo —susurró Mark.