CAPÍTULO 1

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Durante varios meses ignoró estos sucesos y se centró en seguir igual. Es decir, ella sólo era una chica que deseaba terminar la universidad.

Había nacido en un pueblecito apartado de la ciudad en el que pasaba, la mayoría del tiempo con su madre y su hermano, y se mudó a la ciudad de Krolia para estudiar fotografía. Compartía piso con su mejor amiga, Iris, una alegre chica pelirroja de ojos marrones que estudiaba psicología en otra universidad y a la cual conoció cuando ambas buscaban una compañera de piso. Melexa al contrario que su amiga, tenía un precioso cabello azabache y unos profundos ojos esmeralda, era bastante atractiva, aunque siempre usaba ropa deportiva y holgada, lo que no permitía dar a ver sus curvas.

La cuestión que se había estado replanteando durante unas semanas era si debía contarle a Iris lo que había estado viendo, es decir, además de ser su amiga estaba estudiando psicología, por lo que tal vez pudiese ayudarla; había dos resultados posibles, o la tomaba por loca o bien, la comprendía e intentaba ayudarla. Melexa rezaba por que fuese lo segundo.
Así pues se dirigió a la habitación de su amiga, pero cuando ya estaba cerca algo la detuvo. En frente de ella había aparecido de la nada una criatura cuya forma le recordaba a un dragón. Sí, un dragón blanco aproximadamente de su tamaño se hallaba ante ella. La observaba con sus ojos rojos mientras sus blanquecinas escamas parecían brillar con luz propia; no tenía alas, pero aún así flotaba a unos palmos del suelo, al igual que sus bigotes.
Sus ojos estaban fijos en los de ella, y poco a poco se acercó hasta que su fuerte respiración chocó con la cara de Melexa.
Tras varios segundos eternos paralizada el dragón desapareció, como si de humo se tratase.
Algo ha cambiado, el espejo de enfrente suya está cubierto de vaho, ella misma no puede ver su reflejo.
Llevaba mucho tiempo viendo este tipo de espectros pero nunca los había visto tan nítidamente ni tan cerca.
Tras esto decidió no contarle nada a Iris y simplemente volvió a su habitación en estado de shock.
Tras un rato, escuchó la puerta de la habitación de su amiga abrirse y como sus pasos se dirigían hacia ella.
Entró sin pedir permiso, como solía hacer y se tiró sobre la cama.
-Mele, tengo hambre. - Dijo Iris, recibiendo como respuestas un asentimiento.
-Mele... ¿Te pasa algo?
Melexa, nerviosa, empezó a negar efusivamente.
-No te creo... Pero vale- Dijo incorporándose en la cama mientras miraba sus propias manos. - Quiero contarte algo... - Dijo emocionada.
Eso se ganó la atención de Melexa, quien se sentó a su lado y se dispuso a escucharla.
-Bueno... Yo... Estoy saliendo con alguien...
-Menos mal... Por fin se te quitará ese amargamiento que llevas encima. - Dijo Melexa burlandose.
-Bueno... Si, se llama Alex.

-Ah... Que bonito nombre... Sisi...

-El caso es que... Haber como decirlo... No es como mis otras parejas...

-Oh vaya! Ahora te has liado con Superman...

-No...-Dijo molesta por mi tono burlón.- ¡Estoy saliendo con una chica!

*IMPACTADA*

-Oh vaya...- Dijo Melexa agachando la cabeza, la ha cagado y lo sabe.

"Prefería a superman" piensa Mele mientras se levanta y dice:

-Oye, ¿no tenías hambre?

-Uff si mucho...

-Pues vamos a preparar la cena.

-Vale pero espérate a que me seque el pelo y ordene un poco la habitación, ve bajando tú.

-OK

Melexa bajó a la cocina intentando distraerse de lo que le sucedía últimamente a su vida, aunque la distracción no le duró mucho, ya que cuando llegó volvió a encontrarse con el maldito dragón. De verdad que necesitaba un psicólogo rápidamente.
El dragón se acercó a ella provocando que retrocediera hasta la pared. Una vez frente a ella la miró a los ojos, y luego bajó lentamente la cabeza, como si de un vasallo se tratase.

-La saludo Yenkry, soy Sarlok el Dragón Blanco, y he venido por usted.- Escuchó en su cabeza, y empezó a preocuparse seriamente por su salud mental."Sé que seguramente tendrá muchas preguntas, pero ahora debe de acompañarme"

Melexa iba a protestar cuando, de pronto, la ventana de la cocina explotó en cientos de trocitos. Sarlok cubrió a Melexa para que no se dañara, y luego se giró en dirección a la ventana y empezó a gruñir enseñando sus fauces.
Por la ventana comenzaron a entrar seres tan pequeños como soldaditos de juguete y de colores verdes, azules, rojos, que parecían brillar desde su interior. Se dispersaron desde la ventana por la cocina y cada vez más al interior del apartamento, está situación llevó a que Melexa casi soltará un grito, pero antes de que tuviese tiempo, Sarlok lanzó un rugido que hizo retumbar las paredes y asustó a esos pequeños seres, que huyeron de inmediato.

-Lamento eso Yenkryl, y aunque me desearía poder explicarle todo ahora no hay tiempo así que, por favor, acompáñeme.- le 'dijo' en su cabeza mientras comenzaba a dirigirse a la azotea.

*NARRA MELEXA*

Fuera hacía mucho frío ya que era pleno invierno y la navidad estaba a punto de llegar. Desde la azotea se podía ver la ciudad envuelta completamente en una oscura noche y las luces de la ciudad impedían contemplar las estrellas.

-Tengo que explicarte algo.-Dijo Sarlok sacándome de mi pensamiento.-Pero no puedo hacerlo aquí.

En un rápido movimiento Sarlok se apartó de mi y cerró los ojos, entonces, un fuego rojo empezó a rodearle hasta tal punto que desapareció tras el fuego. Estaba alucinando, me empecé a pellizcar el brazo fuertemente pero no pasaba nada, esto no era un sueño. Sarlok volvió a aparecer entre las llamas y para mi sorpresa se había convertido en un dragón gigante, blanco, con unos dientes afilados al igual que sus cuernos, y en su espalda... unas majestuosas alas que podrían arrasar todo un edificio como si de un tornado se tratase. Sarlok me invitó a subir a su lomo y empezó a volar sobre la ciudad.
De repente, un cansancio invadió mi cuerpo y caí en un profundo sueño en cuanto Sarlok despegó sus patas del suelo.

INVISIBLESWhere stories live. Discover now