La crueldad de Ren

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HoroHoro regresó al bosque, entristecido, no había esperado de Ren ningún recibimiento romántico ni afectuoso, pero no aquella forma tan cruel de tratarlo. Su espíritu acompañante, Kororo, no lo abandonó en ningún momento.

POV de HoroHoro

Siempre supe que Ren no me quería, pero sentí mucha tristeza cuando fui tratado como un trozo de basura. Aunque él me dejó pasar la noche en su mansión, quizás solo fue por compasión, aunque él no suele ser ese tipo de persona, él es más bien frío, no quiere a nadie que no sea él mismo

Mientras tanto en la mansión de los Tao

Ren se paseaba de un lugar a otro, no podía sentirse tranquilo desde que el día anterior HoroHoro se fue de su mansión

—Tampoco es que lo quisiera cerca —pensó enojado, su corazón latía de prisa solo de pensar en ese fastidioso de Horo —En todo caso ¿Qué demonios quería aquí? —confundido salió al jardín y pidió que le llevaran el té allá, una de sus sirvientas lo hizo.

Ren miró las verdes plantas de sus inmensos jardines y recordó de nuevo a HoroHoro, la mirada amenazante, su pequeña pelea dos noches atrás, se sintió bastante frustrado, dentro de él comenzó a pensar que tenía ganas de ver aquellos ojos desafiantes

—Tonterías, no está a mi altura —se dijo para sí, convencido de que HoroHoro era un debilucho, solo el idiota de Yoh era capaz de considerarse un poco a su altura, pero Horo no, el muy idiota no servía para nada.

"" ¿Y por qué no me mataste? ""

Ren recordó las crueles palabras de HoroHoro, ¿por qué el muy idiota había preguntado eso con tanto enojo? Él fue e irrumpió en su casa luego de vigilarlo por días, luego se hacía el digno, aquel tonto era un inepto

—No tengo porque seguirle recordando —dijo para sí, aunque fue escuchado por su fiel Bason

—Señorito —habló con miedo —Si me permite consejo, debería ir a buscarlo

—No idiota, no te lo permito —respondió enojado, Bason insistió

—Señorito, con todo respeto, aunque no esté usando el Over Soul, yo puedo sentir como se siente, usted está muy inquieto

—Cállate, te dije que no te permitía hablarme —respondió enojado, luego se levantó de la silla sin terminar su té, se retiró a su habitación.

Ren miró por la ventana de su habitación, miró a través de los árboles como un humo salía de entre ellos, alguien no muy lejos de ahí hacía una fogata

—Ese idiota no se ha largado de una vez por todas de mis propiedades —pensó enojado —Haré que se vaya —decidió. Ren salió de su mansión, le daría a ese tonto una lección.

En la montaña, HoroHoro terminó de hacer su fogata para darse calor, había hecho ese fuego con sus poderes porque él no destruía la naturaleza. Kororo estaba dormida justo a su lado, sobre un tronco, él pensaba en su desastroso encuentro con Ren

—Soy un tonto, jamás debí entrar así ¿en qué diablos pensaba? —se recriminó, frustrado

Un ruido leve de hojas puso a Horo en alerta, sin despertar a Kororo se incorporó y miró a su alrededor, pero solo había naturaleza por ahí

—Fue mi imaginación —se dijo convencido, bajó la guardia y en ese instante Ren se apareció ante él, apuntándolo con su arma.

—Vete de mis propiedades —ordenó enojado

— ¿Por qué? No estoy haciendo nada malo

—Claro que sí, me vigilas para cuando esté desprevenido atacarme, no sé con que motivo —insistió enojado, mirándolo cruelmente, Horo se sintió triste por ello

—Te equivocas, no es eso

—Entonces dime que es

—Yo

HoroHoro empuñó ambas manos, se puso nervioso, Ren lo miraba con insistencia, esperando impaciente la respuesta del tonto de Horo

—Yo solo. Yo quiero —titubeó —Yo tan solo quería saber que estabas bien —dijo apenado, pero Ren se rio

— ¿Atacándome?

—No, eso fue estúpido de mi parte, me puse nervioso y no supe como actuar —confesó avergonzado

—No entiendo ¿Por qué te pondrías nervioso? —preguntó enojado

—Porque tú. Porque tú —dudo unos momentos — ¡Porque tú me gustas mucho! —confesó por fin, sintiendo un peso menos de encima

Ren pareció no inmutarse, hubo silencio después de eso

—A mí eso no me importa —dijo fríamente, miró con crueldad a Horo, más crueldad de la habitual, lo hizo estremecer

—Ren, yo

—Patético, no vuelvas a buscarme y vete de mi propiedad —dijo sin importarle los sentimientos de Horo, le dio la espalda y se marchó

HoroHoro estaba paralizado, su cuerpo temblaba, en su mente esas palabras se repetían una y otra vez. Horo cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar, había sido humillado por la crueldad de Ren, del chico que amaba, ahora se sentía nada. Kororo despertó y vio a Horo llorando, se sintió triste y se acercó a consolarlo, pero en esos momentos no existía consuelo en el mundo que pudiera aliviar aquel corazón herido

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