Andrea

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Esta triste historia da sus inicios en las calles de Grieff, una pequeña ciudad llena de esperanzas, oportunidades y alegrías; pero tambien infortunios, tristeza y llantos. Era 1993, su nombre era Andrea, una jovencita con tan solo 17 años de edad, con una cabellera larga color avellana, sus ojos negros que se veían detrás del vidrio de sus anteojos y su piel cuál porcelana. Era casi perfecta, casi tanto como una canción de Jazz.

Ella merodeaba a horas de la noche en una calle vacía del centro de la ciudad, con su vestido negro de flores por encima de las rodilla y unas botas de cuero, se veía un poco pensativa; espero a que el semáforo le cediera el paso y cruzó. Llegó al otro lado de la calle y siguió caminando hasta que alguien irrumpió.

- Andrea, estas no son horas para que una bella dama esté en la calle. -Era Sebastían, un señor de unos cuarenta y tantos, calvo, un viejo verde dueño de un bar que frecuentaba la pareja de su madre-.

- ¿Es una advertencia?- contestó Andrea de manera sarcástica 

- Como lo quieras tomar linda, tú sabes que siempre estaré para ti, y cualquier cosa que hagamos no llegará a oídos de tu padre.

- Mi padre está muerto, si sigue con sus insinuaciones podrá decirle todo lo que quiera.

Salió rápido de allí, no hay nada en este mundo que le disguste mas que llamen Padre a Ramiro, la pareja sentimental de su madre, normalmente siempre que pasa el grifo se abre por si solo y comienza a llorar y esta vez no fue la excepción. Su padre murió cuando ella tenía tan solo doce años, el era el mejor padre del mundo, siempre estaba feliz; sin importar que tan azul fueran sus días, siempre los pintaba de rosa y sin importar que, siempre sonreía; siempre, incluso minutos antes de que le dispararan. Constantemente, cuando Andrea cierra los ojos ve a su padre desplomarse en el suelo, mientras que el asesino corre y sus manos se llenan de sangre. - ¡CUANTO LO EXTRAÑO!- Piensa ella entre lágrimas mientras va rumbo hacia su casa.


Antes de llegar a la puerta decide secar sus lagrimas e intentar dejar de pensar en el tema de su padre, algo que era casi imposible ya que todo lo que la rodeaba le recordaba. Cruzó por el patio delantero y llegó a la puerta principal, antes de abrir su madre la recibió con un caluroso abrazo.

- Hola madre.- Era una mujer bellísima, de 180 de estatura, con un color de cabello igual e perfecto al de su hija; una mujer con una belleza de admirar-.

- ¡ANDREA! ¿Que tal tu dia? ¿Es muy noche, no crees?


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⏰ Last updated: Feb 14, 2017 ⏰

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¡ANDREA!Where stories live. Discover now