-Creo que necesitas un empleo.
Oigo decir a mi madre al entrar a mi habitación.
-Te la pasas frente a esa computadora casi todo el día. Tienes veintitrés años y te apuesto una ostia que no sabes qué hacer con tu vida.
Siempre, el mismo tema de discusión.
-Ya ya. -Dije levantándome de mi silla- creo que no hace falta.
Mis padres me han dado todo desde niño.
¿Qué se espera?
Mi padre, el dueño de industrias De Luque.
No tuve que estudiar, no hizo falta.
Mis padres me mantienen y amo gastar mi dinero en equipos de videojuegos, en computadoras y mandos.
No salgo mucho, no tengo amigos, no los necesito y nunca he tenido novia, sospecho que mi preferencia sexual se inclina hacia la homosexualidad, pero nada.
Mi madre insiste en que salga, que invierto mucho mi tiempo en mi cuarto que debería aprender a manejar la empresa de papá.
Mi hermana desea eso, yo no.
-Hoy voy a salir mamá.
-¿A dónde?
A veces mentir es lo mejor.
-A la plaza, iré a comparar ropa y me veré con un amigo.
Lo primero es cierto, lo otro, no.
Enseguida el rostro de mi mamá se iluminó.
-¿¡De verdad!?
-Si, me voy a bañar.
Pausé la partida y entre en mi baño.