Introducción

4 0 0
                                    

Miró a su izquierda y no vio absolutamente nada. Su visión había pasado de borrosa a oscura.
Una mujer pelirroja, altas piernas y brazos cortos; era ella. Sin duda era ella. Sus ojos la declaraban y su mirada se clavaba en los ojos de su victima.
-"Dejame"- sollozaba el hombre, un hombre que yacía en el suelo suplicando por su vida.
La pelirroja levantó la mano derecha y la colocó en la cabeza del muchacho.
Al tono de una balada romántica pronunció las siguientes palabras: "Abasta lebasta".
Y al acabar la última sílaba, el hombre se dejó llevar por su instinto y se levantó, pero no le dio tiempo de defenderse, cayó de nuevo al suelo y con su mirada ya vacía dejó de vivir.
De repente, un hombre apareció, silenciosamente, detrás de la mujer.
-Bonita noche, Anastasia.-dijo el hombre acicalando el pelo de ella.
-Ya tienes a tu mortal. Dame mi recompensa- contestó Anastasia, girandose y clavando la mirada al misterioso encapuchado.
-Tu soberbia me sorprende...- y con la mano derecha se quitó la capucha dejando ver su rostro. Un rostro que daba pudor.- Tu recompensa esta en mi guarida. Acompañame.
Y sin reclamos Anastasia acató la orden.

La pelirroja se agachó al ver que la puerta era de un tamaño diminuto. Al entrar pudo observar el desorden que había dentro. Un periscopio tirado en el suelo, un libro que estaba del revés en la mesa. Una especie de palo se levantó del suelo y fue directo hacía la mano del misterioso hombre, cuyo nombre nadie nombraba.
-Tenebrus, ¿Que tienes pensado hacer con ese palo?-preguntó Anastasia con una gran sonrisa.
-De momento nada.-contestó el innombrable.- eres la primera persona en 200 años que osa nombrar mi verdadero nombre.
-¿Crees que voy a ser igual que los demás? Soy única. Y no me da temor pronunciar tu nombre. Que por cierto es ridículo.- Anastasia se dio la vuelta y miró por la ventana.
-¿Ocurre algo Anita?-preguntó Tenebrus frunciendo el ceño.
-Tienes visita.
-¿Quien osa presentarse en mis aposentos?- gritó levatando las manos y dejando todas las paredes invisibles.
-Soy Eleonora, la emperatriz de los sangre azul.- dijo mirando a Tenebrus desafiandolo.
-Pues hoy será mi día de suerte- contestó el misterioso. Levantó el palo pronunciando unas palabras extrañas y apuntó a Eleonora.
Para sorpresa de él, la emperatriz sacó un palo idéntico y creo un campo de fuerza.
-Solo he venido ha advertirte. Pronto te delataré.- miró a Anastasia y le hizo un gesto con la cabeza.
-¡¡TRAIDORA!!- chilló Tenebrus.- me has tendido una trampa.
-Pareces nuevo.- dijo Anastasia y desapareció junto a Eleonora.
-Todos los sangre azul deben morir. Yo los voy a matar, lo juro.- gritó Tenebrus, alzando su palo hacía el cielo

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 19, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sangre AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora