Prologo: De un chico suicida.

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— ¿Por qué no te mueres Park Jimin? ¿Y nos haces un favor a todos? — La presidenta del salón vació su jugo de pulpa de naranja sobre el pequeño y regordete chico quien solo atinó a chillar un poco por el frío liquido.

La gente alrededor se reía y lo llamaba de mil maneras que no quería recordar. Corrió un par de pisos arriba, a la terraza con un montón de chicos tras él y otros más saliendo de las instalaciones. Querían que terminara con su vida y eso iba a hacer con la esperanza de que la conciencia los molestara cuando lo vieran caer.

— ¡Salta maricón! ¡Vamos perra! — Gritaba la presidenta mientras su pequeño séquito de chicos estrella alentaban Park a saltar.

Las cámaras estaban por todos lados, todos querían capturar hasta el más mínimo movimiento de la muerte del chico.

Park cerro los ojos y dejo que los insultos lo empaparan. A la cuenta de tres iba a saltar.

Dejo caer su mochila.

Uno.

Dejo caer el chaquetín de la escuela.

Dos.

Dejo caer la insignia que llevaba su nombre.

Tres.

— ¡PARK JIMIN! BAJA DE AHÍ O QUEDAS EXPULSADO — Grito la profesora HaRam, Jimin solo le dio una pequeña sonrisa, estaba dispuesto a saltar — No es una opción jovencito, es una orden — Sin decir nada más, la profesora le hizo caer de espaldas a la seguridad — ¡A la oficina del director todos ustedes, mocosos morbosos! — Gritoneo la mujer al tiempo que jalaba a Jimin por el uniforme, mientras que el joven no podía contener su llanto, se sentía tan frustrado, el realmente quería morir en ese momento.

(...)

Sus papás le dieron una mirada llena de emociones, se alivio al decidirse que ninguna era furia, que no lo golpearían como sus compañeros lo hacían a diario.

— Todo va a estar bien Jiminie, todo va a solucionarse — Ambos lo abrazaron y el volvió a llorar a pesar de haber pensado que estaba seco, que no podría soltar ni una lagrima más.

— No quiero ver a nadie, no quiero estar aquí... Quiero irme a casa — La voz rota y desahuciada de Jimin termino de quebrarle el corazón a sus padres.

— Vayan al auto. Yo voy a encargarme de todo — Sentencio el padre del joven, quien se aferro al suéter de cachemira de su mamá y salió caminando despacio tras ella.

El instituto estaba hundido en un silencio tenso y enfermizo.

— Ahí va la perra cobarde — Susurro una chica, bastante cercana a HanNa, la presidenta.

La madre del joven le dio una mirada llena de furia que hizo titubear a la joven y volver dentro del salón.

Cuando ambos Park estuvieron dentro del espacioso auto de la familia Jimin no supo que hacer, ahora si estaba seco de llanto.

Estuvieron en silencio por un largo silencio hasta que Jimin se animo a hablar.

— ¿Cuándo volveré al colegio? — Musito, haciendo que su madre se sorprendiera

— Nunca más a este ni a ninguno cerca — Sentencio su padre entrando al auto — No quiero que vuelvas a preguntarte ni a preocuparte por Kim HanNa, ella no va a molestarte a ti ni a ningún otro chico por un tiempo — Sentencio el hombre, arrancando el auto. Jimin se sintió en paz por un momento y casi sonrió, aunque sus ojos se cristalizaron y veía borroso, podía ver acercarse un buen futuro.

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