Me despertaron mis tres amigas, llenas de emoción. ¿Cómo no sentirse así? Si era el día de mi boda. Me levante de la enorme cama y comenzó el proceso de "embellecimiento".
Una ducha relajante con pétalos de flores y una extraña crema cubriendo mi rostro. Luego secaron mi cabello mientras preparaban mi piel. "Debes estar radiante" "te veras tan bella" escuchaba a cada instante. Me sentía tan feliz y especial, nunca había sentido la atención de tantas personas. Mi madre, mi hermana, mis amigas y hasta mi suegra, y algunos profesionales estaban allí, llenándome de cumplidos.
Pensaba en él, mi futuro esposo, pero no me animaba a preguntar. Estaba cerca, a unas habitaciones de distancia. Si, nos casaríamos en un lujoso hotel donde habíamos pasado la noche. Realmente no era mi sueño hacerlo de esa manera, pero me sentía feliz de contraer matrimonio con Thomas.
Deje que mis pensamientos me llevaran a otro sitio mientras los demás se encargaban de maquillarme. Recordaba aquel día, hace casi dos años, cuando Thomas me pidió ser su novia, en una plaza repleta de flores. Había sido un momento mágico, como lo sería el día del casamiento.
El tiempo paso tan rápido, debía vestirme. Me sentí hermosa con ese vestido beige, las pequeñas mangas cubrían mis hombros de una manera sumamente delicada, el escote en v y corset hacían resaltar mis curvas. No deje de contemplarme frente al espejo durante unos minutos, no soy de esas mujeres narcisistas pero me sentía más bella que nunca.
Volví a la realidad, Belle, una de mis amigas, se encontraba discutiendo sobre los arreglos florales del salón. Quise intervenir pero mi madre me detuvo, ella se encargaría, después de todo este era mi día. Me acerque a la mesa para colocarme los aros de perlas, ¿estaba sola? Mi oportunidad para ver a Thomas, no me resistía, quería verlo en su hermoso traje. Deseaba ver su cabello castaño seguramente alborotado, su bella sonrisa y sus ojos miel. Deseaba besarlo una vez más antes de decir "Acepto".
Abrí la puerta silenciosamente. No había nadie en los pasillos, sin duda debía aprovechar el momento. Corrí descalza hacia la puerta 232, su puerta. No quise golpear, probablemente no me abriría. "El novio no debe ver a la novia con el vestido" Siempre decían lo mismo. Comencé a abrir delicadamente, sin hacer ruido alguno entre y me dirigí hacia donde se encontraba la cama. Ahí lo vi, con su traje azul marino, con sus hermosos ojos cerrados, su cabello alborotado y sus manos en el rostro de la joven a la que estaba besando. Sentí como mi corazón comenzaba a latir desesperadamente, quería gritar, quería llorar. Mis ojos se inundaron de las lagrimas que no deje caer, solo me contuve. Un suspiro mío lo hizo salir de ese estado en el que se encontraba. Me miro con sus ojos abiertos como nunca antes, sin soltar el rostro de aquella muchachita. Parecía hasta más joven que nosotros. Veintiún años quizá. Cabello castaño oscuro, corto. Ojos azules.
-¡Alison espera!
Corrí azotando la puerta. No dejaría que me pusiera un dedo encima después de lo que acababa de ver. Corrí desesperadamente sin saber bien a donde. Sentía como mis lágrimas comenzaban a cubrir mi rostro. Empezaba a odiar aquel estúpido vestido que no me dejaba avanzar rápidamente. Baje por el ascensor hasta la planta baja.
Vi a mis amigas, a mi familia y a la de él, pocos me vieron correr hasta el salón aun vacio, donde nos casarían. Sentí inmensas ganas de destrozar todo, pero me contuve. Thomas entro sin dejar que Belle, Gina y Emma, mis amigas, me vieran.
Tape mi rostro, aun mojado, con mis manos, tratando de calmarme, pero su voz hizo que en mi interior se desatara una tormenta incontrolable.
-Ali. Lo siento en verdad.
-¿Qué sientes? ¿Haber besado a esa niña el día de nuestra boda o que yo te haya visto?
Mis palabras salían con una furia que nunca antes había sentido. Me asustaba a mi misma pero no podría controlarme.
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El casamiento de Alison
RomanceLa historia de Alison continua, ahora con un nuevo amor y nuevos retos por enfrentar junto a él