La madrugada es silenciosa, tranquila y no puedo evitar cuando estoy en ella sentir paz, pero también es fría y cada vez que sopla el viento, tengo escalofríos que me hacen sentir... no se... ¿viva? ¿esa es la palabra?
Pero nada es eterno y la paz que por un momento creo sentir se ve invadida por pajaritos cantándole al sol que aparece desde la lejanía con colores de tono naranja y azul. El calor del sol al darme en la cara me hace despertar y los pajaritos se ponen a revolotear sobre mi cabeza pidiéndome comida. En realidad no estoy segura de sí todo es un sueño hasta que no veo el cielo totalmente azul y cuando eso sucede quiero retroceder el tiempo para contemplar otra vez este bello espectáculo que es el amanecer