Siento dedos fríos y húmedos por el clima, tocando delicadamente mi corazón, delineando las curvas, recorriendo las venas y memorizando cada capilar que hay en mi cuerpo. El dice suavemente en mi oído que no baje la guardia, siento su aliento caliente y percibo el olor a muerte en cada una de sus palabras, no será la muerte quien me mienta, pues la conozco desde hace mucho tiempo y es sincera, mas en su personificación desalmada percibo en su rostro, cuando me habla, una sonrisa que deja ver cuando sus delgados labios se contraen una fila de blancos dientes, que me confunde y no me deja ver sus intenciones con claridad, pues me transporta a un lugar donde mis sueños se hacen realidad, donde todo es posible y real
