#1| Martes

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Entro por la puerta principal como cada martes.
La Señora Robinson, recepcionista de este infierno, me recibe con una gran sonrisa que contrasta con su menudo cuerpo.

-Buenas tardes Meg, ¿como va la semana?- pregunta con curiosidad y no puedo evitar pensar que esta conversación ya la he mantenido otras mil veces.

-Genial. Me gusta lo que te has hecho en el pelo.- Me sonríe mientras se acomoda unos mechones de su corto cabello detrás de la oreja, se ha teñido de un color castaño oscuro para disimular las canas que ya empezaban a surgir en sus raíces. Me despido y me acomodo en la sala de espera.

Estoy entreteniéndome con unas revistas cuando entra alguien, levanto la mirada durante un segundo para ver quien es. Lo conozco, ya ha estado aquí más veces, pero no parece seguir un horario concreto como yo.Intento no prestarle atención, la puerta del infierno se abre y una chica rubia sale llorando. Es mi hora, pero el moreno se adelanta y entra antes de que pueda despegarme de mi asiento, no me importa, si por mí fuese no entraría nunca.

Después de cinco minutos la puerta vuelve a abrirse y el moreno sale disparato hasta la entrada, no sin antes dirigirme una sonrisa que parece una disculpa.

-Megan ya puedes pasar.- El doctor Ken Ross me llama asomando la cabeza desde la puerta y entro en la consulta sin ninguna gana.

El cuarto sigue igual, un enorme escritorio de madera está colocado en la parte izquierda de la sala, en él descansa una pila de hojas perfectamente alineadas y un ordenador portátil abierto. A la derecha esta el sillón de piel marrón de tres plazas en el que tantas veces me he sentado, y junto a él un sillón individual del mismo material donde esta el doctor esperándome. Frente a mí puedo ver los edificios de la calle a través de una gran ventana, con la que muchas veces he fantaseado que fuese una puerta para escapar de este sitio.

-Megan siento haberte hecho esperar unos minutos, tenia una emergencia.- El Doctor se disculpa mientras yo tomo asiento.- ¿Como estas?

-Bien, gracias.- respondo secamente. Todas las sesiones empiezan iguales, el Dr. Ross me pregunta cosas para romper el hielo y yo respondo con la mínima información, después de unos minutos la conversación se hace algo más interesante aunque no del todo.

-En la sesión anterior estuvimos hablando de tu relación con Mark, ya que es la más larga desde el incidente.

-No existe ninguna relación entre nosotros.- respondo sin mirarle.

-Entonces,¿ya no estáis juntos?- su pregunta me irrita.

-Dr.Ross usted sabe perfectamente que en ningún momento estuvimos juntos, si, nos divertimos juntos un par de veces y él pensó que la cosa iba a más pero, ya me he cansado de él.- Miro sus ojos verdes penetrando en los míos con esa mirada que solo un loquero sabe poner y recuerdo aquella segunda sesión en la que me derrumbe y expulse toda la mierda que llevo dentro, desde entonces no hemos hablado del tema por más que lo ha intentado.

-Así que no vas a intentar nada con el.- ni siquiera lo pregunta simplemente afirma porque ya sabe mi respuesta. Yo simplemente niego con la cabeza.- Megan sé que no quieres seguir mis consejos, pero debido a tu problema se te podría aconsejar que tuvieras una cita que no culminara en relación sexual, para que simpatizaras con el sexto masculino.

-Ken -el doctor sabe que solo uso su nombre cuando coqueteo, así que me da una media sonrisa mientras le hablo moviendo las pestañas.- yo simpatizo con el sexo masculino solo que a mi forma, que consiste en acostarme con ellos y no volverlos a ver. No necesito a ningún hombre en mi vida de forma estable.

-Pero tienes a tu padre y hermanos.-Ken siempre intenta sacarme temas de conversación sobre mi familia aunque no sé con que fin.

-Y a ti.- dijo desviando la conversación y él ríe. Es un hombre demasiado atractivo para ser loquero. Tiene unos cuarenta años más o menos y debajo de su camisa perfectamente planchada se nota que hay unos perfectos musculosos, tanto en brazos como torso, por no hablar del perfecto culo que este hombre siempre lleva envuelto en pantalones de pinza. Su pelo es de un castaño casi rubio y en sus ojos descansan unas gafas de pasta negra que solo usa cuando toma notas sobre nuestras sesiones. Dios sabe que ya he intentado acostarme con este Adonis aunque lamentablemente me rechazo como un caballero, al parecer está casado y es fiel, raro, lo sé.

-Me alegra que confíes en mí, aunque sé que no vas a seguir mis consejos.- dice sonriente.

-No confió del todo.- le guiño un ojo de forma juguetona.- Pero si alguna vez un hombre no me aburre la tercera vez que nos acostemos,entonces le pediré una cita, lo juro.

-Eso me parece justo.

La sesión dura unos minutos más y cuando acaba voy directa a casa. Al llegar solo esta Clary y según lo que me dice Tess todavía está trabajando, me siento en el sofá con ella a ver la televisión y sin decir nada me da un fuerte abrazo, me deleita con su sonrisa más perfecta y vuelve su atención a la serie policíaca. Tanto ella como Tess saben que los martes no son un buen día para mí, y dejaron de preguntarme sobre mis sesiones hace mucho tiempo atrás.

Me pone histérica que después de dos años sin faltar a ninguna consulta el doctor siga diciéndole a mi madre que no acabo de progresar, es cierto que todavía tengo penadillas si no tomo los calmantes por las noches pero creo que en otros aspectos he mejorado,me gustaría dejar la terapia pero prometí a mi familia que haría esto por ellos y no les quiero defraudar una vez más.

Cuando Tess regresa se disculpa por llegar tarde y nos da una excusa no muy creíble sobre su ausencia pero no estoy de humor para cotillear así que dejo lo dejo correr. Acabamos pidiendo comida china y durante la cena mis dos mejores amigas no dejan de hablar intentando levantarme el animo pero no se ofenden cuando no lo consiguen.

Mis semanas siempre siguen la misma pauta, tengo seis días en los que soy yo y luego esta el puto martes. Es el día que constantemente me recuerda mi jodido pasado y la mierda que llevo por dentro a consecuencia de lo que paso.

Me despierto y las chicas ya no están en casa, mi primer vuelo sale sobre las once así que he podido reponer el sueño que he perdido por culpa de las malditas pesadillas. Voy directamente a la ducha y me dejo envolver por el agua caliente, cuando salgo aliso mi melena ahora de un castaño casi rubio y lo recojo en una coleta baja. Me visto con el uniforme y después de darme un ultimo vistazo en el espejo, cojo el pequeño gorro que solo me pongo cuando ya estoy en el avión y salgo del cuarto para desayunar algo antes de dirigirme al aeropuerto. Una de las pocas cosas que detesto de ser azafata es el maldito uniforme, ¿porque tiene que ser la falda tan recta y sin ninguna gracia? Todavía no lo sé y llevo trabajando en esto casi tres años. Hoy solo tendré dos vuelos así que dormiré en casa.
Al salir de casa me dirijo al coche y conduzco con la música alta hasta el aparcamiento del LAX (aeropuerto internacional de Los Ángeles).Me acomodo el uniforme por ultima vez y comienzo mi jornada que hoy consta de volar a Chicago y volver.

Vuelvo a casa a las diez de la noche y mis amigas están esperándome para cenar.

-¿Como te han ido los vuelos?- pregunta Tess cuando salgo de mi cuarto después de ponerme el pijama y hacerme un moño desenfadado en el pelo.

-Yendo hacia Chicago hemos tenido turbulencias leves pero nada más.-respondo ayudando a poner la mesa.

-¿Este fin de semana tendrás descanso?- pregunta Clary.

-Si, y este lo tengo que aprovechar.- les guiño un ojo y ellas sonríen.

-Entonces, ¿este sábado salimos de fiesta?- a Clary le encanta salir para estrenar las faldas y vestidos que se compra casi semanalmente.

-Evidentemente.-dice Tess

-Necesito salir de fiesta, ¿sabéis cuanto llevo sin echar un polvo?-

-Meg te acostaste con ese piloto el lunes pasado, por no decir que el sábado estuviste con Mark justamente para eso.-Cuando Tess pronuncia su nombre arrugo la nariz.

-Lo odio.- respondo con una mueca de asco.

-El solo quiere conocerte porque le gustas.-

-Clary, yo no quiero esas tonterías ¿es pedir demasiado?- mi tono esta lleno de indignación y frustración.

-Sabes que la mayoría son como tú quieres, son hombres. Les das lo que quieres y desaparecen, por eso los amigos de los tíos con los que te acuestas se te insinúan. Eres lo que quieren, una tía jodidamente guapa que solo quiere sexo sin ataduras.-Tess responde pero ni siquiera levanta la mirada de su plato.

-Gracias por el cumplido, pero me haces parecer una fresca.-

-No quería insinuar eso.- se disculpa.

-Lo sé tranquila.- Le sonrió dulcemente.-Entiendo lo que quieres decir y vosotras entendéis que no voy a permitir que un hombre vuelva a pensarse que soy suya o que tiene poder sobre mí.

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2019 ⏰

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