La Quinta Pared

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"-Jasenr, realmente me estás empezando a asustar. No entiendo nada de lo que me estás diciendo, en serio para. Con los horrores no se juega."Esto fue lo que me dijo mi hermano luego de escuchar los sucesos que surgieron dentro de una devoradora pesadilla, dirigida hacia mí la noche anterior. Mi hermano se fue ofendido, esto sucedió debido a la extremada emergencia y seriedad que usé para contarle una historia que, según él, era "estúpida". Lo tomó como una falta de respeto y una burla hacia él. Yo creo que en ese entonces mi hermano estaba en lo incorrecto, ahora él lamentablemente también lo ve así. Luego de irse molesto y en silencio, decidí contarle a mis pocos amigos. Ya que nunca me preocupé de que la gente que me agrada me conozca bien, nadie me creyó y muchos se rieron, para luego tomarme como un simple enfermo. Mis padres, los más cercanos y comprensivos lamentablemente habían muerto en un choque... estaba solo, con una gran noticia en la mente que necesitaba de urgente atención. Realmente en ese momento fue cuando me di cuenta de que los demás iban a pagar por su ignorancia, aunque yo tampoco me salvaría. Las pesadillas son muy curiosas, a veces cuando tengo una de ellas presionando las noches me molesto en observar sus detalles, sus sorpresas y sus defectos. Aunque se presentan iguales o similares elementos en cada una, lo que realmente me atemorizaba era el camino que llevaba hacia aquellos elementos, por ejemplo si en una pesadilla aparece un monstruoso payaso asesino, lo terrorífico para mí no es el payaso, sino las formas en las que surgió allí. ¿Cómo un ser tan fantástico aparece en un mundo tan ordinario? Realmente es demasiado espeluznante pensar en ello. Nos hace ver que nuestra realidad está rodeada de otras, y que están débilmente conectadas, pero lo están. Si alguien puede viajar de una a otra, otro también lo va a poder hacer. En mi despreciada pesadilla ocurrieron cosas que no ocurrieron, sólo se vieron las consecuencias: Delante de mí observo a oscuras y escondido aquello que no debería observar, su forma imponente absorbe entrañas. La tierra negra, fétida y maldita como el negro petróleo siente mis intrusos pies, mi intrusa mente. Las escasas y pequeñas piedras se observan en la asquerosa infinitud. Hay sospechosa paz, sólo los morbosos asesinos la conocen... Veo los metros haciéndose kilómetros, y los kilómetros haciéndose metros. mis pies ya no me duelen de tanto correr, impulsado por depresivos impulsos de encontrar algo que no sea oscuro y en serie. El mundo se muestra para que vea su horrenda piel, con su asqueroso lepra malicioso. Delante mío veo, con miedo, este gran cubo monolítico al que tanto le voy a deber. Veo su morbosa inmensidad, su deseo de inmortalidad en la muerte. Paseo en su infinito perímetro, maldito. Toco, triste, sus mohosas paredes de cemento. Tan solo ha estado, y yo como el intruso que soy interrumpo su paz con mi asquerosa normalidad. ¿Por qué un ser tan ínfimo molesta lo tan eterno? Soy la pequeña mentira que viene a infectar la verdad. Las cuatro paredes se muestran fuertes, con sus filosos vértices. Dentro de ellas se encuentra lo eterno y solemne. Paseo arrimado al costado durante los extraños días... el cielo siempre es el mismo, las nubes sucias de contaminación tapan el sol que nunca verterá sus deliciosos rayos sobre el cubo, los esqueléticos árboles me quieren atravesar sus filosas y vengativas ramas. Frustrados se verán, puesto que quieren lastimar lo que ya no existe. Millas, millas y millas de tenebroso muro, cuento al llegar al final de éste, para contar otro, otro, otro... Con piedras marco un número en cada lado. Nunca son más de cuatro, nunca le diré ese número al cubo, nunca. Pero los hombres no saben cómo algo se promete, y le dije el número... que error. Bastó una palabra para liberar tan monstruoso suceso, hoy me lamento. Solo, nadie existe ya, solo yo... solo. Luego de lo que ocurrió solamente escuchaba espectrales voces, deformados tonos, desafinadas locuras, eternas muertes. Al oscuro cubo no le gustaron mis palabras, en aquel momento no actuó, dejó que yo me sorprendiera, pues ante tal repetitivo camino de cuatro partes apareció lo incorrecto. Sí, lo incorrecto, puesto que no tenía capacidad de ser, ni de existir, sólo estaba sin estar, era sin ser. Palpable como mi piel, sufriendo encontré la quinta pared.

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2017 ⏰

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