Un virus llamado "adolescencia"

Hay veces que me pregunto cosas, lo digo muy enserio, a veces me da por pensar en paranoias que hacen que tu cabeza eche humo y se recaliente. ¿Cosas como qué? Buena pregunta, pero no la voy a responder, búscate tus propias preguntas, que éstas son mías (encima, no te digo). 

Pues a lo que yo iba, muchas veces me sorprendo haciendo reflexiones que, o bien no llevan a ningún sitio, o llegan a tantísimos lugares, que es como si volviésemos a la primera opción. Cuestiones que estoy segura de que incluso tú has pensado.  Bueno, tal vez no, quien sabe. Pero algo me dice que las has pensado, créeme. Los libros dirán que es normal hacerse preguntas, total es culpa de la "adolescencia"...pero a ver, ¿yo que mal le he hecho a la "adolescencia" para que venga a molestar? Aunque, antes de nada, ¿quién diablos es la "adolescencia" y qué derecho tiene a meterse en mi vida? Con lo feliz que estaba yo pensando en Peter Pan y el país de Nunca Jamás...

Si lo miráis desde otro punto de vista, un día estabas súper contento, tranquilo, feliz de la vida vaya, y ¡toma golpe! ¡bofetada por parte de la "adolescencia"! Y empiezas con los estreses, el futuro, el amor (♪ boys boys boys ♪), los estudios y las famosas preguntas. Y tú te quedas: ¿¡Por qué dios!? ¿Por qué?   Pero tú tranquilo que los libros dicen que es normal. 

Y tú tratas de concentrarte y de encontrar respuestas, bien por Internet, bien mediante libros. Pero te recomiendo que no lo hagas, te habla una experta, hará que tu cerebro se ponga rojo de tanto leer y acabarás incluso más liado de lo que empezaste, además, los libros te dirán que es normal. Así que piensas: ¿y qué hago? ¿Me deprimo y pongo frases en el Facebook como "asco de vida" "asco de amor" "estoy harto de todo"? Pues menuda solución, me encanta. Pero hagámoslo, ¿quién soy yo para contradecir a la "adolescencia"? Acostémonos en la cama y lloremos, pensemos sobre cosas que tienen tanto sentido como un lagarto con ocho patas de color rosa; y pongamos frases cursis por todos lados. Enamorémonos con catorce años y prometamos amor eterno a los dos días. No nos olvidemos de mentir a todas horas y enfadarnos por cosas triviales tipo "no me gusta el brócoli" (y vaya por dios qué mala suerte, porque justo hoy toca brócoli para cenar). Que no falten las horas de insomnio y las ganas de hacer algo pero no saber el qué, las ganas de gritar sin saber qué pronunciar, las ganas de comerte el mundo pero preguntarte si tus dientes están preparados para ello... ¡Ah! Será mejor ir al gimnasio, según dicen, las preguntas desaparecen si tienes un cuerpo admirado por todos, uno que todos puedan aceptar. Pero vaya, no me hagáis mucho caso, es lo que he oido por ahí. Odiémonos sin saber bien el por qué (odiémonos por no saber el porqué), odiémonos por no gustarnos (odiémonos por no saber por qué no nos gustamos), odiémonos porque acabas de descubrir que has ganado peso, odiémonos porque la persona que nos gusta nos rechaza, odiémonos...Qué plan tan estupendo nos espera a los que padecemos la enfermedad llamada "adolescencia" ¿verdad? Según fuentes que no puedo desvelar (aja, libros), se dice que hay ciertos rasgos que te avisan de que estás a punto de pillar el "virus", a ese periodo de tiempo se le ha denominado "la edad del pavo". Y sinceramente, espero no ser la única en imaginarse a un pavo caminando por la calle.

Pero qué os voy a contar, yo venia aquí para reflexionar sobre algo muy profundo, algo que os tocara el corazón y os sacase la lagrimilla, pero lo siento, padezco la "adolescencia" y uno de sus efectos secundarios es que te hacen ser muy imprevisible. Peró vaya, estoy segura que mañana leeré esto y pensaré: ¡Alma del cántaro! ¿¡Pero en qué diablos pensaba yo ayer!? ¡Se suponía que esto iba a ser serio, por el amor de dios! Pero oye, qué mas das, total...los libros dicen que es normal.