🍂Capitulo 1🍂

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Mis ojos se concentraban en el blanco y liso techo que tenía sobre mi cabeza, mientras pensaba en las mil y una cosas que podría estar haciendo en ese momento si solo estuviera en casa. Podría jugar videojuegos, o mirar una película, o leer, o escuchar música...

Pero lo único que puedo hacer es mirar el frío y aburrido techo.

- ¿Jungkook? - escuche una familiar y suave voz pronunciar mi nombre, sacándome de mis pensamientos.

Levanto mi cabeza y veo a mi madre, quien como siempre luce su singular y amable sonrisa. Veo que lleva una bolsa de papas en la mano, seguramente proveniente de la máquina expendedora.

- ¿Quieres? - me pregunta - pensé que podrías tener hambre.

Asentí con una pequeña sonrisa y tome la bolsa que mi madre sostenía, sin decir nada. Mi madre sonrió al verme hacerlo y se sentó a mi lado.

Mi madre era la persona más dulce y agradable del mundo. Jamás había entendido como otros muchachos sienten la necesidad de ser fríos y distantes con sus madres; para mí, ella era mi mejor amiga, y la única que me comprendía realmente en este mundo.

- ¿Ya hiciste tus deberes? - me pregunto, tomando una papa de la bolsa y llevándosela a la boca. Al ver que disimuladamente miraba hacia otro lado, mi madre soltó una carcajada.

- Entonces no los has hecho aún.

- No es que no quiera - mentí con una pequeña sonrisa - es que no tengo un lugar cómodo para hacerlos aquí.

- Que excusa más mala. - me reprendió mi madre, aunque sabía que lo decía en broma.

Mi madre jamás se molestaba conmigo.

- Los haré cuando llegue a casa - prometí. Mientras ambos seguíamos comiendo, apoye mi cabeza sobre su hombro. - ¿Mucho trabajó hoy? - pregunté.

Ella asintió.
- Siempre hay mucho trabajo aquí. - dijo suspirando. - siempre hay alguien que se ha accidentado, alguien que se ha enfermado, alguien que necesita asistencia...

- Ojalá pudiera ayudarte. - dije.

Ella sonrió y beso mi cabeza.
- Ya me ayudas, Kookie. Con el simple hecho de estar conmigo.

Mi madre trabajaba en el hospital de Busan. Con los años me había dado cuenta que el trabajo allí dentro no acababa nunca. La mayoría de las veces, debía quedarse hasta la madrugada. Y por más que muchas veces le había insistido a mi madre en que dejara ese empleo, ella siempre decía que no podía vivir sin eso. Según ella, no le importaba cuánto tiempo propio perdiera con tal de ayudar y salvar a los demás.

Como mi madre no podía pasar mucho tiempo en casa, casi siempre iba directo al hospital después de la escuela para poder pasar algo de tiempo con ella en los momentos que quedaba libre. Era un lugar deprimente y aburrido, pero era mejor que no verla nunca.

- ¿Doctora Jeon? - nos interrumpió Mina, una de las enfermeras que más tiempo llevaba trabajando allí.

- ¿Si, Mina?

- Un paciente acaba de ingresar. El doctor Kim solicita su ayuda.

Mi madre suspiro para luego asentir y levantarse nuevamente.

- Deberías ir yendo a casa, Kookie. Ya se está haciendo tarde. - dijo dándome un beso en la frente. Luego sonrió - Y espero que al fin puedas estar cómodo para terminar esos deberes.

Reí y asentí.
- Te veo mañana, mamá.

Me quede sentado viendo como ella y la enfermera Mina se alejaban hasta desaparecer por un pasillo.

Tome mi mochila y después de tirar la bolsa (ahora vacía) de papas, comencé a caminar hacia la salida del hospital, listo para ir a la parada del autobús.

Como desearía que mi madre dejara este trabajo. Se que es lo que ama, se que es lo que en el fondo la hace feliz, pero ¿no ha ella dedicado ya bastante tiempo a esto? No tiene tiempo para salir, no tiene tiempo para hacer las cosas que le gustan; ya no tiene tiempo para estar conmigo. Si solo mi padre-

Sentí como un peso chocaba contra mi de repente, haciéndome tambalear un poco.

Levante la vista y me encontré con una muchacha frente a mi, quien aún intentaba recobrar el equilibrio. La tome suave pero firmemente del brazo para recolocarla.

- ¿Estás bien? - le pregunte.

La chica levanto la vista y me sonrió.

Era bastante baja comparada conmigo, de cabello corto y negro y ojos que destellaban amabilidad e inocencia. Solo había algo en ellos que me inquietaba; estaban húmedos y un tanto rojos. ¿No la habría lastimado, o si...?

- Estoy bien, gracias. - dijo como si nada, pasándose la manga de su suéter disimuladamente por los ojos. - lo siento por haberme chocado contigo- se disculpó.

- No te preocupes, no fue tu culpa. No te vi - dije yo a la vez con una pequeña sonrisa.

Luego de eso, vino un silencio un tanto incómodo en donde ambos nos dedicamos a mirarnos mutuamente. ¿Por qué estaría llorando...?

- Bueno, este... ¡Que tengas un lindo día! - me dijo ella por fin, sonriendo como una niña. Parpadee un par de veces antes de volver a la realidad.

- Si. Gracias. Igualmente. - sonreí y luego de eso, seguí caminando hacia la salida, la cara roja por la vergüenza.

Genial. Seguramente habrás perdido el autobús.

🍁White Walls ↠ j. jungkook 🍁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora