Carta 5.

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Sonrío como un estúpido cada vez que recuerdo el día que nos conocimos.

Me atropellaste con tu bicicleta camino a la escuela. Tu rostro asustado fue lo mejor.

Desde ese día nos volvimos inseparables.

no te fuiste como lo hacían todos esos falsos amigos que tuve.

Ellos decían que yo terminaba alejándolos, y que tarde que temprano los iba destruir.

Y terminé destruyéndote a ti.





Absurda venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora