Draco Malfoy no era lo que todos esperaban que fuera.
Su padre estaba furioso con él, porque no era capaz de hacer las cosas correctamente.
Ni siquiera había podido realizar lo que le había encargado el Señor Tenebroso.
Había probado con pequeños trucos: Un collar maldito que embrujaba a quien lo tocaba, una botella de hidromiel envenenada... Pero había sido en vano. No tenía el valor suficiente como para matar a Dumbledore. No era capaz de agitar la varita y pronunciar las palabras que eran castigadas con el ingreso en Azkaban.
En realidad esa incapacidad de matar, era lo que le hacía humano. El miedo a Lord Voldemort, el temor a que su destino fuera el mismo plan que para Dumbledore. En realidad, era más humano de lo que pensaba. Y tras esa imagen de chico malo, metiéndose con Harry y los suyos, se encontraba un muchacho de dieciséis años austado, acongojado y preocupado. Que se planteaba cual era la elección correcta.
Ese era el verdadero Draco Malfoy, pero nadie sabía realmente como era.
El chico de cabello platinado tenía corazón, un corazón tan real que latía cada vez más fuerte mientras él se postraba en el lavabo bajando la mirada.
Un par de lágrimas calleron por sus mejillas, y cuando esuchó unos pasos a su espalda, se las secó rápidamente y tomó su varita de forma apresurada.
Sus ojos grises estaban rojizos e hinchados, y su cara, con su habitual mueca de desagrado, esta vez dibujaba una comisura ligéramente curvada, que expresaba preocupación.
Al orto lado del cuarto de baño, un joven de pelo color azabache y gafas redondas le miraba con atención.
Lo sabía, sabía que Malfoy era un mortífago y que estaba tramando algo con Snape. Pero no podía mostrarlo.
Harry movió su varita, pero Draco fue más rápido e hizo un hechizo intentando desarmar a su oponente.
El intento no sirvió, pues el chico hizo un movimiento y contratacó con un Desmaius.
Los minutos transcurrieron entre luces y el desprendimiento del mobiliario del baño.
Todo estaba echo un desastre, Harry se escondió tras un pequeño cubículo dónde estaba un retrete. Y cuando Malfoy se decidió a lanzarle un nuevo ataque, recibió un Sectumsempra.
En aquel instante, todo quedó oscuro para Draco. Mientras el otro chico a apenas unos metros de distancia observaba el cuerpo del rubio en el suelo. La sangre le brotaba en el pecho, como si hubiera surgido una hemorragia en su pecho que cada vez se hacía más grande.
Harry Potter fue sorprendido por el profesor Snape y la profesora Mcgonagall, una palabra vino a su mente, explusado.
Pero no fue así, al menos no por el momento.
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El hechizo Sectumsempra.{ Draco Malfoy } |ONE SHOT|
FanfictionUn One shot sobre un incomprendido Draco Malfoy en su sexto año en Hogwarts...