La hija de Lucifer (Rin Okumumura x Reader)

Recuerdos 2

La pequeña Akuma de 6 años lloraba y sus lágrimas se mezclaban con la sangre de los lobos. Su llanto débil atrajo a dos personas que le habían esperado por años. Eran una pareja joven, el con el pelo negro y ella blanco. A simple vista parecían polos opuestos, pero tenían mucho en común y eso los había unido. Se acercaron a la niña y la mujer le abrazó por detrás. La niña dejó de llorar y observó a los que acaban de llegar, no tenía miedo, si hiciese falta atacaría.
-Tranquila, no vamos ha hacerte daño, hija.-Dijo el hombre.
La mujer le tendió la mano a la niña y ella la aceptó.
-Puedes llamarme Hana o mamá, Akuma.- Dijo la mujer casi llorando.
-¿Sois mis papás?- Preguntó Akuma, sin apenas creerlo.
La pareja se miró y afirmaron a la vez.
-¿Por qué me abandonasteis?-Dijo la niña llorando aún más.
-Nosotros no queríamos abandonarte.-Contestó la madre llorando.
-Verás cariño, hay unos señores muy malos que obligaron a mamá a separarse de ti, y un hombre aún más malo, no me dejó quedarme contigo. Pero ahora volveremos a ser una familia, y ya sabemos que tú no eres como los demás niños, tú, tienes los poderes de papá. A sí que larguémonos antes de que la madre superiora aparezca.- Explicó el padre.
Lucifer, tomó a su hija, cogió la mano de su mujer y los tres salieron corriendo a través del bosque. Corrieron un par de metros cuando Hana tropezó, su marido fue ha ayudarle, pero una bala de agua bendita cruzó el brazo del demonio. Akuma se cayó, y su padre se retorcía del dolor. Su madre le agarró la mano y de entre las sombras apareció la monja superiora.
-Haruka, hermana, ayudan...-Hana no tuvo tiempo para terminar, porque una bala le atravesó.
Akuma no soltó la mano de su madre. Su padre estaba en el suelo y la pistola de la monja le miraba fijamente. En ese momento, tuvo miedo.
-¿Y ahora qué vas a hacer, demonio?-Dijo la monja.
Akuma no pudo controlarse más, y deseó que Haruka sufriera. Los gritos de la monja ardiendo en llamas transparentes eran ahogados en la espesura del bosque, la madre superiora ardió hasta que solo quedaron cenizas.
-Hija...-Dijo Lucifer a punto de desvanecerse.-Ven... Conmigo a Gehenna...
La pequeña asintió con la cabeza, se levantó y ayudó a su padre a levantarse. Los dos miraron por última vez a Hana y se encaminaron al portal que se estaba abriendo delante de ellos...
Me gustaría enseñarle como eras tú, cariño.