Estaba perdida, desde mucho tiempo atrás, quizás desde mi nacimiento, mi llegada a este mundo sucio y desgastado.
Camino sin rumbo alguno, por la misma calle que fue recorrida durante años por mi persona, trato de calmarme después de la persecución de aquellos policías, claro que no les hacía gracia tener que movilizarse para echarme de las calles europeas cada vez que algún demonio despiadado se quejaba del sonido de mi guitarra acompañada con mí voz, y no, no es que lo hiciera mal, creo que lo que realmente les molestaba es el horario en que lo hacía, pero vamos, acaso tengo la culpa de ser un alma perdida que vaga por la vida en la oscuridad de la noche?
Decido ir hacia una zona más céntrica para aprovechar la madrugada tan transitada por los habitantes de esta bella ciudad.
Camino en medio de la oscuridad nocturna a veces iluminada por algunos faroles que parpadean una y otra vez como si fueran a dormirse de un momento a otro, pero no lo hacen, creo que algo así son mis noches. Sigo mi recorrido mientras enciendo un cigarrillo, cada pitada hace que éste se consuma mietras yo me acerco a mi destino.
Me siento en una banca y simplemente me dedico a observar a las personas, que van y vienen, de acá para allá, cada uno con sus historias cada uno con sus emociones. Y asi me encuentro, rodeada de emociones agenas, gente riendo, enamorados, frustrados, enojados, entristecidos y otros que aimplemente estan ahí, al igual que yo, sólo existiendo, respirando para recibir el oxígeno necesario que hace funcionar nuestro organismo para prolongar nuestra muerte.
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Street Musician
Teen Fiction¡Corre! me dije a mi misma apenas vi a esos uniformados con intenciones de atraparme, y eso hice, lo más rápido que mi cuerpo y estado físico me lo permitían, claro y también el estuche de la vieja guitarra que colgaba sobre mi hombro