Capítulo único

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Estaba con mamá preparando la cena para los cuatro, al fin se había animado a salir con el tío Jaemin, no es que en verdad lo fuera, pero siempre fue alguien cercano a la familia y me crie llamándolo así... al igual que unos cuantos niños más de los cuales solo conozco a uno, según el tío es el predilecto y por eso es que siempre lo traía a jugar aunque ya lo viera a diario en la escuela aun siendo un grado mayor que yo y se me pegara como lapa después de descubrir que era una de sus «primas», aún recuerdo bien cómo sucedió...

En aquel entonces tenía ocho y él nueve. Lo había visto en diferentes ocasiones rondando por la escuela, pero nunca le había prestado verdadera atención hasta el día que el que mamá se despidió de mí diciendo el que mi tío pasaría a buscarme. Cuando lo vi a la salida corrí para abrazarlo y choqué con otro niño haciendo que callera al suelo, lo recuerdo preguntándome si estaba bien y ayudándome a levantarme antes de que el tío Jaemin llegara a nosotros, «Hyejin, ¿estás bien?» fue lo que preguntó en cuanto llegó a nosotros, después de ver un asentimiento de mi parte el chico volvió a hablar: «¿Quién es ella, tío?», mi primer pensamiento fue por qué le decía tío a mí tío, hasta que respondió con algo que terminó por cambiar el resto de mi infancia en adelante «Ella es otra sobrina como tú, Sehun, y ya que vienen a la misma escuela más te vale cuidar bien de tu prima, ¿entendido?».

Después de ese episodio Sehun me tomó de la mano y me llevó al auto... y a todas partes. Había tomado ese hábito para llevarme a donde sea, dentro o fuera de la escuela y, aunque es algo que con el tiempo se perdió, continúa tomándome de algún lado para arrastrarme donde él quiera ir y con ese pensamiento no pude evitar sonreír.

-¿Ahora ríes sola?, voy a comenzar a creer que estás loca -lo escuché decir a mi lado.

-Calla -robó un trozo de zanahoria que estaba cortando y lo aparté de un manotazo-, estaba pensando en cuando nos conocimos.

-Han pasado diez años, déjalo estar. -Robó otro trozo y volví a golpearlo.

-Son doce y deja de robar comida.

-Pero tengo hambre.

-Pues te aguantas -respondí alejándolo de mi-, ¿no habías traído algo?

-Sí, pero mamá le dijo al tío que me vigilara para que no comiera antes de la cena porque era el postre -dijo poniendo los ojos en blanco y reí.

-Veintiuno y mamá te sigue controlando. -Me burlé y antes de darme cuenta ya lo tenía pasando un brazo por mi cuello apretándome a él-. No, estoy cocinando, Oh.

-Entonces no lo provoques -dijo mi madre entrando a la cocina.

-Sí, niña ¿entendiste? -Asentí riendo aún y me dejó para salir del lugar.

Momentos después la comida se encontraba cocinándose a fuego lento y yo ya tenía hambre por lo que terminé rondando la cocina en busca de comida después de que mi tío se burlara de mí, haber tenido una merienda ligera no había sido buena idea y mamá era consciente de ello por la mirada que me dirigía, de repente la veo sacar algo de uno de los estantes y de nuestro congelador, extrañada me acerqué a ver qué era y una sonrisa se instaló en mi rostro cuando lo vi.

-¿Eso es Pungo ppang? -pregunté mientras seguía viendo por encima de su hombro.

-Sí -terminó de ponerle helado y me lo dio-, lo mandó la madre de Sehun así que asegúrate de que no te vea y no molestes más.

Solo asentí con una sonrisa comenzando a degustar mi postre, estuve entretenida por un rato hasta que recordé haber dejado mi celular en mi habitación, pasé con cuidado cerca de la sala para que no se percataran de mi presencia, subí las escaleras con cuidado, pero una de mis mordidas hace que un poco de helado se derrame y a duras penas logré que mi ropa se salvara, pero había embadurnado mi mano en helado, quité un poco del exceso con mi boca, pero aun así pasaría a lavarme antes de ir a mi cuarto o eso iba a hacer hasta que vi que estaba ocupado, por descarte el único que podría estar era el mastodonte que tengo como amigo, así que solo le hablé.

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