SOLO MIA

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Ángel apenas podía dar un paso sin sentir que todos los músculos de su cuerpo, protestaban a gritos por obligarlos a trabajar. A eso se unía la desilusión porque el tema de la copa había sido un fiasco, y luego estaba la guinda del pastel, Spike le había ganado.

Durante los cien años que habían pasado desde que Drusilla lo había traído a su guarida después de convertirlo, jamás lo había vencido. Antes de que fuera maldecido con su alma, él y Spike habían chocado, eran dos gallos para el mismo corral, y siempre había salido vencedor. Hasta ahora.

Y lo peor de todo era que conocía la razón. Sus motivos para conseguir la Copa, esos motivos que esgrimía ante todo aquel que lo quisiera escuchar, no eran en realidad verdaderos. La verdad era que le daba miedo volver a ser humano, le daba miedo volver a ser aquel ser que era la vergüenza de su familia, aquel ser que se pasaba la vida siendo un ser inmundo. Y a pesar de que no podría admitirlo ante nadie, no podía dejar de admitirlo ante sí mismo, le gustaba ser un vampiro con alma. La maldición era una excusa para no implicarse en las relaciones, tanto en las amorosas como en las de amistad; era como un escudo y no tenia ningunas ganas de romper esa barrera, y lo que más le dolía era que no lo admitía salvo a sí mismo.

Y Spike... sabía perfectamente cuál había sido su razón para ganarle, era la misma que a él le había impulsado a luchar para no ganar... Buffy. Spike quería ser humano porque quería estar con Buffy, vivir al lado de Buffy, envejecer con Buffy. Y el no quería eso, sabía que si era humano toda la magia que tenía, lo que sentía por Buffy, se rompería, porque solo sería un humano normal, y Buffy sería superior a él, y eso no le gustaba. Además le gustaba sufrir porque no podía tener lo que quería.

Le dio a la clave que hacía que el ascensor se abriera en el despacho, le hacía falta un buen vaso de whisky escocés, y dormir. Pero cuando las puertas del ascensor se abrieron y vio lo que le esperaba, solo pudo maldecir el no haber estacado a Harmony cuando tuvo ocasión.

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Buffy se giró cuando oyó como el ascensor llegaba al despacho, no hizo ninguna pregunta cuando vio el aspecto de Ángel, y no le sorprendió que su corazón no saltara en su pecho por la preocupación. Observó cómo se acercaba con cuidado a la mesa y se sentaba con dificultad. No esperó a que le dijera algo.

- Necesito hablar contigo, pedirte algo.

- No me ha pasado nada, gracias. Solo ha sido una pequeña pelea, un desacuerdo.

- No te he preguntado eso.

- ¿Qué quieres?-preguntó Ángel viendo que Buffy lo tenía todo muy claro.

- ¿Leíste algo del dossier que me llevaste a Sunnydale?

Ángel dejó el vaso de whisky que se había servido, a medio camino de su boca.

- ¿Qué pasa con el dossier?

- ¿Leíste algo? le preguntó de nuevo al ver que Ángel no le contestaba- Parece que no. No te voy a acusar de nada, porque no sabías lo que pasaría a quien usara el amuleto, porque primero te ofreciste a usarlo tú. Pero esa no es la cuestión, quiero saber si alguien leyó ese dossier.

- No nos dio tiempo. Tan solo pudimos averiguar que te sería vital en la lucha y todo eso del ser superior con alma.

- Bueno pues Dawn sí lo ha leído y...

- ¿Dawn? –dijo Ángel levantándose con dificultad yendo hacia ella- Wesley es experto en todo tipo de lenguas y apenas pudo sacar algo en claro. No creo que una niñita como Dawn pudiera averiguar algo.

- Ángel, Dawn es una llave mística, tiene mucho poder. No hace nada, pero parece que su poder le sirve para esclarecer ciertas cosas.

- ¿Cómo es que conservas el dossier?

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