Se había levantado como de costumbre, y se dirigía a entrenar por un rato, pasó por la cocina donde saludo a Michael quien pronto empezaría a preparar el desayuno para todos los habitantes de la torre.
-Oh Steve, es bueno verte.
-¿Sucede algo?
-Necesito que me ayudes.- le entrega una taza de café. – Papa está en la biblioteca y quería llevarle café, pero como vez debo empezar a preparar el desayuno.
-Entiendo.- sonrió, mientras tomaba la taza.
-Te lo agradezco. Te debo una.
El soldado asintió mientras se dirigía a la biblioteca teniendo sumo cuidado de no tirar la bebida, al llegar a la biblioteca, se hizo notar frente a su suegro quien se encontraba muy interesado leyendo.
-Lamento la interrupción, pero Michael le mando esto.- dejando la taza de café en la mesa.
-Muchas gracias muchacho.- puso a un lado el libro, y tomo la taza para probar el contenido de la bebida. – Esto era lo que necesitaba después de haberme despertado demasiado temprano.
Steve miraba a su suegro y curiosamente veía demasiados rasgos de Tony, no cabía duda que era su padre.
-¿Pasa algo? – Alexander noto la insistente mirada que el rubio le daba.
-Perdone. No era mi intención. –estaba un poco apenado.
-Tranquilo, solo que si necesitas preguntar algo no tengas miedo en hacerlo.
-Es que estaba un poco curioso, debido a que usted y Michael al parecer tienen entrenamiento militar.
-Oh eso... Sucede que mi hijo fue entrenado por un vecino que era ex marine. De hecho el joven se acercó a mí para pedir mi consentimiento debido a que mi hijo era muy insistente.- Dejo la taza a un lado mientras sonreía. – Este creyó que yo no sabía nada, decidí mantenerlo de esa manera.
-¿Por qué?
-Bueno debido a que la mayoría del tiempo buscábamos a Anthony, me avergüenza admitir que descuidamos en muchas cosas a Michael, aun así, el jamás nos reprochó o culpo. Siempre trato de no causarnos molestias, así que cuando apareció el hombre no me negué, mi hijo estaba muy solo, casi no tenía amigos y de algún modo creí que era mi culpa por no prestarle atención.
-Pero ustedes hacían lo mejor que podían.
-Lo sé, pero eso no es excusa.
-¿y usted?
-Mi padre estuvo en el ejército, y pues yo siendo un niño de la calle rebelde, fue el único método que encontró.
-¿Niño de la calle?
-Yo era un huérfano, vivía en las calles hasta que fui adoptado por mi padre.
Steve no sabía que decir, de hecho que podría decir en una situación así.
-Descuida no es algo que me moleste.
-¿y que hay sobre su verdadera familia?
-Si te refieres a mis padres biológicos. Pues nunca quise saber de ellos, aun cuando mi padre los encontró.
-Pero...
-Steve.- interrumpió las palabras del más joven. – Fui abandonado por ellos desde muy pequeño, pase de orfanato en orfanato hasta que a los 10 hui, sobreviví en las calles robando, peleando y apostando de manera ilegal. Fue hasta los 12 años que en un callejón débil y moribundo bajo la lluvia esperando mi muerte apareció el hombre que me salvo, el hombre que me dio un hogar y una familia.
Noto que este bajaba la mirada ante sus palabras, quizás sintiéndose culpable por haberle cuestionado tal cosa como sus padres biológicos.
-Quizás hubiera una explicación para mi abandono, probablemente no deseaban hacerlo o yo que sé, pero con todo lo viví a tan corta edad, en donde ya había renunciado a mi vida. Ese hombre me rescato de la oscuridad donde estaba sumergido, me dio un techo donde vivir, comida, estudios. Ya no era simplemente el hombre que ayudo a un niño de la calle, ahora ese hombre era mi padre, mi familia. No necesitaba nada más.
-Su padre debió ser un gran hombre.
-Lo fue, aunque era una molestia a veces.- comentaba con cierto enfado, pero no quitaba la sonrisa de su rostro.
-Yo no sé cómo es tener un padre.- murmuro recordando que él no conoció al suyo.
-¡Pero que tonterías dices!
Rogers miraba confundido al hombre.
-Desde que Melinda y yo llegamos a esta torre, hemos llegado a la conclusión de que todos nuestros hijos son problemáticos.
-¿Qué quiere decir?
-Primero Tonos y su manía de crear armaduras.
Michael y su manía de querer controlar la cocina.
Clint y sus bromas.
Thor y su inquietante habilidad de romper la vajilla.
Loki y sus travesuras.
Natasha y Wanda ahuyentando a los pretendientes de Michael.
Visión y su manía de traspasar las paredes.
Bruce y sus experimentos.
Creo que T'challa, James y tu son los más normales de todos nuestros hijos.
Aquellas palabras lo conmovieron, porque se había sentido ajeno a ese lugar por mucho que conviviera con los demás, no creía pertenecer ahí, porque aún se sentía el hombre que venía de otro tiempo, pero en ese momento se dio cuenta de cuan tonto había sido. Porque siempre anhelo tener una familia, sin saber que él ya tenía una.
-Me alegro de tener dos padres que pueden soportar esta locura.- sonrió Steve.
-Bueno hijo ya sabes lo que dicen, si vas a roma compórtate como los romanos.
Steve no contesto, no necesitaba nada más que decir, porque en ese momento entendía las palabras de su "padre" y ciertamente no pudo escoger mejores personas.
No importaba si no tenían la misma sangre, ni siquiera importaba el pasado que tuvieran. Todos eran una familia, sin importar que tan extravagantes o raros eran, todos tenían un lugar al cual regresar, y le alegraba saber que tendría a personas que siempre lo esperarían.