Una nueva vida, un nuevo comienzo que se suma a la lista. Ha pasado por esto tantas veces que siempre espera que no sea solo una vez más, solo quiere entender por qué le pasa eso.
Ella es única, especial, diferente, pero esa combinación es peligrosa.
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—Vamos deja esa cara— Dio dos pasos hacia mí y yo di tres hacia atrás— He cuidado los últimos 20 años de ti, deberías confiar en mí.
—No entiendo nada de lo que me está hablando señor, ni siquiera debería estar aquí, jamás lo he visto— Respondo bruscamente, su semblante de poner serio y sus nudillos blancos cuando los aprieta con fuerza, es algo extraño, cuenta en susurros y después suspira, una sonrisa de dibuja en su rostro. Se acerca a mí y creo que ahora estoy más aterrada de lo que estaba antes.
—Vamos nena, sentiste lo mismo que yo al verte, esa extraña sensación en tu cuerpo, algo en ti te dice que debes confiar en mí, no seas terca. Es demasiada coincidencia que justo llegaras a este lugar, que llegaras a mí— Su tono era seguro, pero no sabía qué hacer. Estaba paralizada, jamás me había sentido así. — Creo que sería mejor que charlemos de esto en un lugar más... Privado...— No me dio tiempo para contestar, era cierto, algo dentro de mí me dijo que era verdad lo que me decía, que él me conocía, al fin y al cabo, era su voz la que había escuchado mil veces en mis sueños. Y todavía tengo muchas dudas, tendré que confiar en él para resolverlas— ¿Ya conseguiste apartamento?
—Aún no, justo iba a hacerlo.
—Bueno, entonces vamos y te acompaño, de paso conversamos un poco, estoy seguro de que tienes muchas preguntas— Se aleja de mí y toma sus cosas del escritorio y emprende marcha hacia la salida haciéndome un ademan para que lo siga— Por favor deja esa cara, no quiero salir y que alguien piense que algo está pasando aquí, sé que eres buena actriz, no creo que quieras levantar sospechas y menos el primer día de clases ¿o sí?
Pongo mi mejor cara, a pesar de estar muriendo por dentro, y lo sigo por los pasillos del instituto hasta llegar a la puerta de entrada donde un hombre con traje de guardia se despide con un asentimiento de cabeza en señal de respeto.
¿Quién es este hombre?
Esa pregunta parece carcomerme por dentro y no soy capaz de encontrar una respuesta lógica a todo eso.
Se acerca a un auto lujoso, destraba las puertas y sube en el asiento del conductor, me quedo en mi sitio y por un momento me vuelvo a perder en mis pensamientos, ¿Qué me está pasando?
—¿Vas a subir o te quedarás ahí? — Pregunta él bajando la ventanilla del auto.
Rodeo el auto para subirme en el asiento del copiloto. Una vez cerrada la puerta me coloco el cinturón y la persona sentada a mi lado arranca el auto.
—¿A dónde vamos?
—Ya verás, te va a encantar.
Luego de un tiempo en el auto llegamos a un pequeño conjunto residencial un poco apartado de la cuidad, de esos donde viven las personas que no quieren estar entre el bullicio de la ciudad, pero tampoco muy lejos de ella. En la entrada el guardia parece reconocer a mi acompañante y lo deja entrar enseguida, él conduce por unos minutos hasta llegar más o menos hasta la última casa del lugar.
