Cura

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Pasaron dos semanas y BaekHyun no regresó a la casa. La compañía lo sacó del hotel y le dio un pequeño departamento. Aunque no pasaba mucho tiempo en él, pues estaba ocupado entre grabaciones y ensayos. Su disco estaría listo en un mes, y después tendría que cumplir con las actividades promocionales de su apretada agenda. Sin embargo, a pesar de todo el trabajo que tenía, su corazón ardía con la gran herida que sangraba sin cesar dentro de él. BaekHyun lloraba todas las noches hasta quedarse dormido, abrazando una almohada, mientras imaginaba que era ChanYeol. A pesar de todo, sabía que correría a besarlo y abrazarlo si se lo topara de frente, por eso se esforzaba por no tener ninguna clase de contacto con él. Los demás miembros lo habían llamado para felicitarlo y contarle sus planes durante las vacaciones. Algunos viajarían al extranjero para ir de compras, otros irían a visitar a sus familias, y otros planearon viajes a la playa juntos, como Kai y KyungSoo. Este último, lo llamó una mañana muy temprano, antes de irse al estudio de grabación.

—¿Qué piensas hacer cuando termine tu promoción? —preguntó del otro lado de la línea.

—No lo sé —respondió BaekHyun, cambiando el teléfono celular de una mano a otra para buscar las llaves del departamento en el bolsillo de su chaqueta de cuero.

—Sabes que todos estaremos aquí esperándote —dijo KyungSoo, con su típico tono burlón—. Aunque, claro, quizá haya alguien que muera antes de que regreses.

El corazón de Baekhyun sangró un poco más al escuchar aquello.

—Diviértete con Kai. Tráeme un recuerdo de California —dicho eso, BaekHyun colgó y salió del departamento.

Mientras esperaba el ascensor en el pasillo, sintió cómo su corazón temblaba, casi o más que su mano en el bolsillo de su chaqueta, mientras sostenía el teléfono celular. No lo llames, no lo llames, se repetía a sí mismo. Dio un paso al frente cuando las puertas se abrieron, topándose con alguien que lo sacó de sus pensamientos. El olor de ChanYeol se esparció frente a él. Cuando alzó la vista, se encontró con los ojos rojos del más alto, ocultos bajo unos mechones de cabello castaño.

—¿Qué haces aquí? —preguntó BaekHyun, dando un paso hacia atrás, de regreso al pasillo. El miedo en sus ojos era evidente.

El corazón de ChanYeol se rompió de nuevo al ver la expresión en el rostro del chico que tanto adoraba.

—Por favor, por favor... no voy a lastimarte. Juro por la vida de mi madre que jamás te pondré una mano encima. No volveré a tocarte en lo que me resta de vida, sólo quiero hablar —ChanYeol agitaba sus manos frente a él con nerviosismo, tratando de no llorar. No podía creer que el más bajo le tuviera miedo.

BaekHyun suspiró. De alguna manera, aquella promesa hizo que su corazón sangrara más.

—Yo... voy de salida. Pero, supongo que pudo darte unos minutos... Vamos —se giró para guiar al otro a su departamento—. ¿Cómo supiste dónde estaba?

—KyungSoo le preguntó a tu manager y me lo dijo —confesó el otro, con la voz a punto de quebrarse.

No lo mires, no lo mires, se repetía BaekHyun, tratando de no voltear a ver al chico que lo seguía de cerca. Abrió la puerta de su departamento y entró, todavía sin voltear. Se dirigió a la pequeña sala y se tiró sobre el esponjoso sofá café. ChanYeol lo siguió, se sentó en el sofá junto a él y se llevó las manos al rostro. Las lágrimas salieron sin cesar. Se moría por abrazar a BaekHyun, por besarlo y decirle al oído cuánto lo amaba, pero estaba decidido a cumplir su promesa, aunque eso lo matara de dolor.

Jealousy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora