Nueva Rutina

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Garu entrenaba arduamente como cada día en el bosque de bambú. Estaba absolutamente concentrado en sus movimientos, con su ceño fruncido y sus ojos cerrados, blandia su espada con agilidad y destreza.
No por nada era el mejor ninja de la Aldea.

Estaba logrando culminar el punto máximo de su entrenamiento, cuando algo (o mas bien alguien) lo interrumpió. Tan concentrado estaba que no percibió la presencia del peligro hasta que lo tuvo encima suyo.

Pucca apareció de la nada y lo tacleo con tanta facilidad interrumpiendolo de su rutina, algo que era bastante usual, pero no menos irritante.

El le gruño visiblemente molesto, reclamandole con la mirada por haberlo desconcentrado de tan importante tarea.
Ella simplemente le sonrió como una forma de disculpa, y tras una risita le dio un beso en la mejilla.

Garu suspiró, no tenía remedio. Los años le habían enseñado que  resistirse sería en vano, así que está vez la dejo que terminará de hacer lo que quisiera. Entre menos objeción pusiera más rápido acabaría su tortura.
Pero para su sorpresa, Pucca se quito de encima suyo, y se levantó.
Garu se extraño ¿No lluvia de besos? ¿No abrazos sofocantes?

"Tal vez por fin entendio" pensó.

Se levantó y se sacudió el polvo de su traje de ninja, y se inclinó para tomar su espada y retomar su entrenamiento de donde lo había dejado.

Pero Pucca se aclaró la garganta para llamar su atención, y se puso en posision de combate.
Garu enarcó una ceja a modo de pregunta. Ella en respuesta sólo le sonrió de esa forma que sólo era para el y le hizo un gesto para animarlo.

¿Acaso quería que entrenaran juntos?...

Garu río por lo patético de la idea, a lo que ella lo miró curiosa y expectante por saber su respuesta.
El sin perder la sonrisa sólo le negó con la cabeza, dandole la espalda y comenzando a caminar en dirección contraria.

No llego muy lejos cuando una corriente de aire paso a su lado y sintió un veloz beso en la mejilla.
Sorprendido por el ataque volteó donde había dejado a la chica, pero esta ya no se encontraba ahí.

Su instinto de ninja se activó. Sabía que lo estaba observando, cazando, sigilosa como gato...

De nuevo todo pasó demasiado rápido.

Un beso en la mejilla, uno en la boca, otro en la cabeza, uno más en la barbilla. Ella salía por todas partes, desde arriba, a los lados, escondida en el bambú, tan rápida y ágil como una gacela.
Garu trato de concentrarse y controlarse, cerro los ojos, utilizando sus otros sentidos, esperando...

Sonrió, esta vez no lo tomaría por sorpresa.

La chica aterrizó desde lo alto justo al frente de el para robarle otro beso en los labios, pero el fue más rapido. Con unas cuantas volteretas hacia atrás se alejó lo suficiente de ella, evitando su ataque, deteniendose a una distancia segura.

Pucca lo miró un poco sorprendida, para luego fruncir el ceño molesta por su ataque frustrado. Garu sonrió arrogante, enarcando una ceja, retandola silenciosamente, orgulloso de haber estado un paso delante de ella.

Pucca gruño molesta, esto se habia convertido en un reto. Poco a poco ella comenzó a acercarse, acechandolo. Garu se puso a la defensiva, alerta y esperando.
Los dos mirandose fijamente, leyendo los movimientos del otro.

Por fin Pucca se puso en acción, pero Garu ya estaba preparado.

Comenzaron a luchar, atacando y esquivando, como una coreografía perfectamente ensayada, destellos de rojo y negro resaltando entre lo verde del paisaje.

Nada mas existia en ese momento, sólo ellos dos...

Finlmente, en un rápido y hábil movimiento Pucca logro taclearlo una vez más quedando encima de él, justo como empezaron. Recompensandose así misma le robó un beso en los labios, y le sonrió complacida.

Garu parpadeo un poco confundido, algo molesto por el hecho de que ella lo haya vencido. Después, sonrió con malicia, y tomandola desprevenida, giró sobre si mismo quedando él encima de ella.

Ahora Pucca era la que lo miraba confundida, sin esperar ese movimiento de parte de él, mientras Garu la miraba de forma triunfante, ambos respirando agitadamente por el ejercicio realizado.

- Ammm...¿Chicos? - Ambos se sobresaltaron al escuchar la voz de Abyo, quien estaba asombrado y un poco incómodo por haberlos encontrado de esa manera en el bosque- ¿Interrumpo algo?

Garu, al comprender la comprometedora posición en la que se encontraban, y lo que Abyo podría estar pensando, se sonrojo furiosamente como el sólo sabia hacerlo, alejándose de la chica como si está quemara.
Se levantó, se sacudió sus ropas, y miró a la chica que aún estaba en el suelo. Girando el rostro para no mirarla y con el orgulloso sonrojo que poseia toda su cara, le tendió la mano para ayudarla a levantarse. Despues de todo, el era un caballero y no seria muy honorable taclear a una chica y luego no ayudarla a pararse, ¿cierto?

Pucca sonrió y aceptó su mano para apoyarse. Tras sacudir igualmente sus ropas, se estiró y le dio un beso en la mejilla. Después dio la media vuelta y desapareció entre el ramaje dejando el eco de su risilla de niña enamorada.

Garu suspiró una vez más, agotado pero satisfecho. Recogió su espada y dignamente empezo a andar pasando de largo a su amigo, quien lo miraba como si dé un extraterrestre se tratase.

Debia admitir que realmente le gustó esa nueva rutina, era entretenido y algo divertido. Le gustaba mas que las correteadas que la chica le daba por toda Sooga. Y si se lo pensaba bien, mataba dos pájaros de un tiro. Él lograba entrenar debidamente, y Pucca obtenía su dosis diaria de Garu sin llegar a estorbarle.
Todos ganaban.

Sonrió para si. Tal vez se lo propondría más tarde, en la cena, cuando fuera a visitarla al restaurante de sus tíos.

Después de todo, ¿que hay de raro en entrenar con tu novia?

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