Subsuelo, 14 de junio de 1947, 15:30
= FELIZ CUMPLEAÑOS!!!
Me dijo alegre Aida al entrar en nuestra casa.
- Oh vaya, no esperaba un recibimiento tan caluroso...
Mientras cerraba la puerta sin mucho afán, había tenido un mal día hasta entonces.
= Es tu cumpleaños, ¿que esperabas?
- Ya lo se, pero se me hace raro...
Me dio un beso cálido y largo, justo después me obsequió con un paquete envuelto en una tela especialmente fina, lo abrí mientras ponía su mejor cara de satisfacción. Que ingenuos eramos Por aquel entonces: jóvenes, libres... en aquel submundo al margen de los monstruos. Hacía 1947 años que nos ganaron la guerra y los humanos fuimos recluidos en el Subsuelo, aunque siendo francos, éramos felices allí abajo, ya no recordábamos porqué fue la Gran Guerra o que la causó, pero yo desde luego nunca quise saberlo. Cuando lo abrí pude vislumbrar una pequeña cajita tallada en madera muy pulida con nuestras iniciales. Casi como un acto reflejo me emocioné bastante y la abracé por la cintura para devolverle el beso de antes con una poca más duración.
Esa misma tarde fuimos al Pozo, así llamábamos a un gran agujero excavado en tiempos de la Gran Guerra en el centro del poblado donde vivíamos, nadie sabía que era, los más despreocupados decían que un simple abismo producido por algún seísmo en la antigüedad, los más ortodoxos una boca del infierno que se tragaría a los infieles, otros esperanzados incluso un túnel al exterior donde vivían los monstruos... Pero a nosotros no nos importaba demasiado, simplemente jugábamos a tirar piedras para ver la profundidad, nunca las oíamos caer pero era entretenido de todos modos. También era donde solíamos ir a besarnos y ese tipo de travesuras de la juventud, no se exactamente porque, pero ella se sentía cómoda bajo la sombra de aquellas piedras erosionadas por el paso de los siglos, decía que aquel lugar era especial. Cuando llegamos al Pozo cogidos de la mano, encontramos a su padre, a su madre y al resto de los vecinos del pueblo girados hacia el colosal boquete con la misma cara de desesperación y preocupación, como si de un agujero negro se tratase y les estuviera succionando sus sonrisas habituales. Cuando fuimos a preguntar nos contó su madre entre lágrimas que su hermano menor había caído dentro jugando a la pelota y que no se sabía nada más de él desde hacía unas horas. Acto seguido, los dos adoptamos la misma cara de preocupación que el resto. Al poco tiempo logre calmarme y pude intentar consolar sus lagrimas de tristeza por la posibilidad de perder a su hermanito para siempre. En verdad yo no desistí, sabia que era un chaval fuerte y rudo, si el Pozo era de profundo como me esperaba y había sabido caer amortiguado estaba seguro de que estaría bien, o almenos no estaría fallecido, pero el hecho de que no se comunicara con el exterior me hizo vacilar, ¿realmente había muerto? Era algo que nos aterraba a todos, sobretodo a Aida. No soportaba verla llorar tan impotente sin poder remediarlo mas que con frases alentadoras y abrazos agridulces. Armado con el poco valor que me quedaba y mi fe en volverla a ver sonreír me decidí a bajar a rescatar al pequeño de su destino final. Me até una soga a la cintura y la aferré al campanario cerca de la plaza. Todos me desearon buena suerte y ella me dio un beso algo frívolo despedida, nos prometimos si salía con vida de aquel dichoso agujero, sabia que eramos jóvenes, pero en aquellos tiempos era algo normal, la mayoría de jóvenes de nuestra edad ya tenían hijos incluso, pero nosotros decidimos esperar un poco más. Di unos pasos atrás y titubeé, tenía claro que quería volver a casa, pero tenía que encontrar a su hermano primero. Cerré los ojos y simplemente me dejé caer al precipicio arredondeado, la cuerda me sujetó justo cuando vi el suelo (o lo que me parecía suelo) justo en mis narices al abrí los ojos, menos mal que calculé bien la profundidad, la cavidad era bastante pequeña, apenas cabía yo, pero ni rastro de su hermano. Lo busqué varias veces con la mirada pero no vi nada, sólo el "suelo" en frente de mi cara. Grité con pesar que no había rastro del pequeño, pude oír los llantos de los de arriba mientras los mismos me desgarraban el corazón. Cuando se decidieron pasado el shock inicial de subirme por la cuerda, escuché un resquebrajo de la soga que enseguida supe que no auguraba nada bueno. Seguí subiendo hasta la mitad del Pozo más o menos con el quejido de la cuerda cada vez más intenso, hasta que esta no dio más de sí y la ví partirse con mis ojos. Fueron los segundos más lentos, agónicos y reveladores de mi vida, estaba por la mitad de la subida, pero aún así de cabeza como estaba, no veía clara mi supervivencia al impacto. Mientras veía imágenes de mi vida a cámara lenta a la par de ver el "suelo" cada vez más cerca, no podía dejar de pensar en ella, ¿como se sentiría al perderme a mi también? Fueron momentos de mucha tensión, hasta que cerré los ojos cuando me pareció cruzar miradas con la muerte.
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UnderStories: Mafia Wars
General FictionATENCIÓN: ESTA HISTORIA POCO O NADA TIENE QUE VER CON UNDERTALE O MAFIATALE, SIMPLEMENTE HE COGIDO PARTE DE LA BASE DE UNDERTALE, PERO REPITO, POCO O NADA TIENE QUE VER CON LOS DOS ANTERIORES. dicho esto, espero que te guste, es una historia relacio...