El Valle De Las Estrellas Fugaces

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Hola, soy Cristina. Tengo 15 años y vivo en el Valle de las Estrellas Fugaces.Vivo con mi familia cerca de las montañas. Mis padres se dedican ala plantación y cultivo estrellitas, las plantas de donde procede la tela estrellada. De ahí sacamos el dinero. Después de clase voy a pescar un buen rato y de lo que pesco guardo la mitad y la otra mitad la vendo por verduras o carne cuando tengo una buena pesca.

No tenemos que preocuparnos por pagar una hipoteca, ni un alquiler, ni nada por el estilo. El Valle de las Fugaces tiene muchos años de antigüedad y los primeros habitantes construyeron nuestras casa con sus propias manos y después se han ido reparando y adaptando. Hay un río llamado Aruges que nace en la Sierra de Tron y desemboca justo en frente. El río es muy especial porque cada dos semanas el sentido de su corriente cambia. Como si el nacimiento se tragase al río. El río también es la única forma de salir y entrar en el valle. Por eso los comerciantes, viajeros o estudiantes que salen al extranjero son los que mejor conocen el flujo. El río divide al Valle en dos partes. Las Fugaces Este y las Fugaces Oeste. El instituto en el que estudió está en las Fugaces Este y mi casa en la Fugaces Oeste.

Aquella mañana me levanté temprano como siempre para ir al instituto. Preparé el desayuno para mi familia, desayuné con ellos, cogí mi caña de pescar y me encaminé al instituto. En diez minutos me encontraba frente al río. El río no tiene ningún puente. Tiene una rareza: no permite construir puente. Muchas personas lo intentaron ,pero los puentes siempre se acaban cayendo y hundiendo. Cubrí mis botas con una malla de tela estrellada. Lo curioso de la tela estrellada es que nunca se moja, por eso nosotros la usamos para cruzar. Crucé el río y me quité la malla.

Seguí mi camino hasta casa de Miguel y Natalia. Llevo con ellos desde primero de primaria. Paso siempre por su casa para dejar mi caña y de vuelta del colegio vamos a pescar juntos. Ellos son hermanos mellizos.Aunque no son los típicos hermanos que están siempre peleándose y picándose. Se llevan como uña y carne. Su madre nos llamaba los Tres Mosqueteros cuando eramos pequeños. Miguel es alto y moreno, en cambio Natalia es más bajita y con el pelo castaño claro. Sin embargo los dos tienen unos ojos azules brillantes idénticos.Anduvimos hasta el instituto mientras hablábamos de cosas triviales.

El instituto no es muy grande pero si lo suficiente para que haya una clase por curso. Es parecido a una pequeña mansión y con las paredes de un marrón rojizo. Entramos al oír la campana. Al llegar nos extrañó la presencia del Señor Blaiton. El Señor Blaiton es el residente más anciano. Todo el valle lo conoce o ha oído hablar de él.Antiguamente se dedicaba a transportar marineros fuera de la ciudad.Tras su jubilación empezó a ayudar a los jóvenes marineros y a enseñarles el flujo de las aguas de río y cómo navegarlas . Es un hombre alto y robusto. Su pelo corto está cubierto de canas y su rostro es risueño y afable. Llevaba la camisa metida por dentro delos vaqueros.

-Bien clase,¡prestad atención!- Habló el Señor Reinol, nuestro tutor. -Hoy ha venido el señor Blaiton para hablarnos sobre las estrellitas en nuestra clase de historia. -Se puso bien sus redondas gafas. -También nos contará una historia sobre el valle. Prestad atención puesto que os haré una prueba mañana.

-Buenas muchachos, -Dijo con su ronca pero alegre voz- como bien ha dicho vuestro profesor estoy aquí para hablaros de las estrellitas. Pasó una hora contando cosas que yo ya sabía pero fué su siguiente historia la que no sólo me impacto a mi, sino a todos los de la clase.

- La historia que os voy a contar es sobre cómo llegaron las estrellitas al valle. -Su mirada se tornó oscura. - Por aquellos tiempos el valle pasaba por una época de crisis y no sabíamos como superarla. Decidimos abandonar el valle para irnos a vivir cada uno por nuestra cuenta.Pero el río, de repente, invirtió su corriente...

-¿El río no cambiaba antes su flujo cada dos semana? - Le interrumpió Miguel con un brillo curioso en sus ojos.

-¡No, claro que no! Ahora si nadie más me interrumpe- Lanzó una mirada asesina a mi amigo- continuaré con mucho gusto. Estábamos impresionados, pero no teníamos tiempo para esas preocupaciones. Después apareció una barca con un muchacho de más o menos vuestra edad con una maceta en sus manos. Naturalmente, por entonces, no sabíamos que lo que llevaba en sus manos era una planta de estrellita. Bajó de la barca,la plantó y pronto empezaron a salir estrellitas muy rápidamente.¡Estábamos estupefactos! El muchacho las regaba con agua del río.Nos contó qué eran esas plantas, para qué servían y lo qué se podía hacer con ellas. Decidimos no marcharnos y quedarnos con las plantas para cultivarlas, venderlas y así conseguir sacar al valle adelante.

El valle de las estrellas fugacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora