Eres mía.
—Eres odioso —le dije mientras me levantaba de mi lugar —te la pasas jodiendo mi existencia.
El tono de mi voz era normal, no iba a lograr que yo le gritara, simplemente le diría las cosas como eran y de frente. Tenía que saber que su persona me irritaba en ocasiones. Talvez al principio era lindo y no decía nada porque me gustaba que se fijara en mí aunque fuese sólo para molestar, pero ahora era la cosa más molesta.
—¿Estás molesta? —me preguntó serio, como siempre. La verdad es que parecía un robot o un androide o algo parecido, su expresión jamás cambiaba, siempre estaba de ese modo serio y tan neutra que me frustraba.
—¿Te parece que estoy molesta?
—La verdad no, te ves linda, pero no molesta —me dijo mientras se inclinaba y recargaba su cabeza sobre sus manos sin quitarme la vista.
—No sé porqué mi hermano es amigo de un idiota —escupí. Me di media vuelta y caminé directo a la cocina. Escuché cuando él me llamó varias veces. Estaba todo tonto si creería que iría de regreso con él. ¡No señor! No soy pendeja, no va a manipularme.
Entré a la cocina y tomé un vaso de la alacena que estaba frente de mí para poder tomar un poco de agua fresca. Mi hermano se estaba tardando en llegar y ciertamente, no quería estar sola en casa con él.
—¿Sabes que realmente eres hermosa? —casi escupí el agua que había bebido. Tapé mi boca y pasé; al dar la vuelta vi que estaba recargado en la pared, con los brazos cruzados y ese porte de chico malo y sexy. Realmente era sexy, jodidamente sexy.
¿Por qué jugaba así? Era irritante, se comportaba como todo un galán y después como un idiota. Talvez caí al principio, pero ahora que sé como jugaba, no sería tan fácil.
—Deberías esperar a mi hermano en su cuarto y así dejarme de acosar —sentencié mientras colocaba el vaso en la mesa. Él me miró de pies a cabeza, ¡mierda!, como me derretía esa mirada suya —. YoonGi, ¿acaso me odias?
Me golpeé mentalmente al preguntarle en voz alta, pero simplemente salió, así de la nada lo había dicho y después de unos instantes vi como él sonreía de lado. Era un maldito, seguro sabe que es sexy y se aprovechaba de eso.
—No —. Movió su cabeza suavemente, negando.
—Entonces deja de molestarme, por favor —le pedí mientras regresaba a mirarlo. Él seguía sin decir nada, sólo se limitó a quedarse en la misma posición.
Bajé la mirada y suspiré pesadamente, era un caso perdido. Tenía que pasar por su lado para ir a la sala, lo cual lo pensaba. Y después de unos segundos para darme valentía lo hice, camine decidida por su lado hasta que sentí un tirón, me había sujetado de mi brazo izquierdo.
—¿Qué? —le pregunté mientras veía como sostenía mi brazo.
Se acercó más a mí y de la nada me tomó de la cintura pegándome a él. Sentí como mi corazón se aceleró de inmediato, creía que estaba por salir de mi pecho por la intensidad con la cual palpitaba. Mi sangre estaba hirviendo por el calor del momento, y pude sentir como subía hasta mi cara.
—Te ves más hermosa cuando te sonrojas —¡Demonios! El tipo me ponía y que me dijera esas cosas me avergonzaba más y me hacía delirar. ¡Joder! ¿es que siempre caería a sus pies? Esto era un circulo vicioso.
Me tomó de la barbilla y sin dar tiempo a nada me besó, sólo juntando sus labios con los míos. Todo se detuvo, sólo era él y yo en un beso tierno. Entonces sus labios empezaron a moverse en un movimiento lento, tranquilos, suave. Yo hice lo mismo, tratando de seguir su paso, pero me estaba quedando sin aire y tuve que separarme de él.
