Estaba embarcada en el avión, y deducía que faltaban pocos minutos cuando una azafata llamó por megáfono, obligándome a despertar de un profundo sueño, avisando que ya llegábamos.Cogí el teléfono y marqué el número de mi madre, contestó rápidamente, y le dije que todo iba bien y que pronto estaría en el hotel.
Pero tuvimos que mentir a mis padres con ayuda de mi tía, que gracias a ella puedo hacer este viaje.
Ellos creen que estoy con ella en el avión; destino a Barcelona, en cambio estoy a pocos minutos antes de llegar a Corea del Sur.
Hay dos motivos sólo para hacer este viaje y son; GOT7 —la banda masculina más famosa de Asia— y Young Mii.
Estaba mirando vídeos de GOT7 y en uno de ellos vi un comentario muy gracioso de @ YoungMiiaghase99 y desde aquel día, hace un año, hablamos siempre por Internet, y por eso tengo tantas ganas de verla.
Ahora me encontraba delante del Aeropuerto Internacional de Incheon frustrada por no entender el idioma. Apenas entendía coreano y menos la forma de escribir, totalmente diferente.
Escucho la canción Hard Carry de GOT7 al recibir una llamada de Young Mii. Dice que llegará tarde, por el tráfico, y que tardará unos diez minutos.
Abro mi mochila para guardar el teléfono, pero alguien choca conmigo y estoy a punto de tener una dolorosa y fuerte caída contra el suelo, pero, lo impide esta persona cogiendo mi muñeca.
Fijo mi mirada al suelo avergonzada por lo que acaba de suceder. Escucho sus disculpas, y lo entiendo porque no habla en coreano sino inglés.
Acomodo mi cabello despeinado que no deja ver cierta persona delante de mí. La curiosidad se apodera de mí y quiero saber de quien proviene la misteriosa voz. Tomo el valor de levantar la cabeza.
Puedo verlo, lleva mascara pero puedo saber quién es, y no me lo creo.
— Tranquilo no pasa nada —respondo, también, en inglés.
Y, por una vez, agradezco las clases de inglés del instituto.
Antes de gritar a los cuatro vientos su nombre, que toda la gente me escuche y comiencen a acosarlo, tapo mi boca con la mano que tengo libre.
— Gracias —se limita a responder y una sonrisa se forma en sus labios.— ¿Estás bien? Te has hecho daño?
No puedo creer que él esté delante de mi y me hable.
¡A mi!
Sólo he escuchado su voz a través de vídeos para saber que es agradable de escuchar, y en persona es aún mejor.
Trago saliva pesadamente e intento no tartamudear, sólo quiero que no note el sonrojo en mis mejillas o que estoy temblando, por su culpa, por él; Mark Tuan.