3. Odio

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El odio no es algo lindo, ni mucho menos bueno, el odio es el peor sentimiento que puedes llegar a sentir en la vida porque al permitirlo entrar en ti únicamente te estas dañando tú misma y haces que vaya creciendo, porque como decía Buda: "... Lo que sientas, lo atraerás..."

En ocasiones llegamos a sentir como el odio quiere adentrarse en nuestras vidas por pequeños momentos, intentado escurrirse entre el coraje y tratando de infectar una parte de tu corazón.

Muchas veces decimos odiar a alguien, pero es momento de pensar bien el significado tan grande y fuerte que tiene esa palabra y que verdaderamente no nos sirve para nada en la vida; considero que lo mejor es perdonar, no por esa persona, sino por nosotros, cuando aprendamos a perdonar para nosotros una parte de la carga que llevamos se caerá y ahí tendremos un poquito más de paz.

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Soy de una familia bastante numerosa, somos siete o nueve más bien si contamos a Misifus y a Scrappy. Cuando mi madre, Rosaline, y mi padre se casaron ya estaban esperando con 4 meses la llegada de mi hermano mayor, Caleb, compraron una linda casa en una colonia linda y tranquila y cinco años después llegue yo a sus vidas. Pasaron sólo tres años de mi nacimiento para que los cuates Nicole y Nicolás hicieran su gran aparición en la familia como los cuates súper dotados; finalmente cuando cumplí los nueve años de edad mis padres se dieron cuenta que ya éramos muchos hijos no sin antes finalizar con la pequeña Valeria. Aunque me veo responsable de haber hecho crecer un poquito más la familia cuando a mi 12 años encontré a Scrappy, un lindo cachorro San Bernardo que estaba solo y sucio en un parque cerca de la escuela; y cuando cumplí 14 años encontré a la vanidosa gatita Misifus ahí mismo, después de eso mis padres me sugirieron, o más bien obligaron, a cambiar mi ruta.

Así que sí, somos una familia muy grande para los tiempos de ahora donde los padres comúnmente tienen máximo dos hijos y una sola mascota, pero gracias al trabajo de mi papá en una gran compañía con un puesto algo alto hemos tenido cubiertas todas nuestras necesidades básicas e incluso alguno que otro lujo o gusto.

Desde hace tres años las cosas en la casa han cambiado mucho y se han vuelto un poco más difíciles para nosotros los Williams debido a que mi madre no está... con nosotros; mi hermano Caleb ya tiene una hija y tiene que trabajar para mantenerla, aunque no se casó con la madre ya que fue sólo un "desliz" en una noche de fiestas, aunque lo bueno es que al fin logró terminar su carrera universitaria como Nutriólogo, él aún vive con nosotros en lo que hace el dinero suficiente para comprarse una casa propia pero tampoco es que se encuentre mucho en casa porque en los tiempos libres se la pasa visitando a mi pequeña sobrina Meredith que ahora tiene 2 años y llevándola a parque o lugares así; del resto de mis hermanos prácticamente yo me hago cargo de todo menos lo económico, los cuates son muy inteligentes y después de la escuela los tengo que llevar a alguno de los muchos cursos que han tomado en poco tiempo, como cursos de música, idiomas, karate y muchas cosas más; mi pequeña Valeria no suele hacer muchas actividades debido a que es muy tímida, siempre al salir de la escuela se la pasa prácticamente todo el tiempo conmigo, es demasiado apegada a mí y en la mayorías de las veces la dejo pero en ocasiones me estresa no tener mi espacio y dedicarme un poco más a mis asuntos, aunque sinceramente no sé qué haría sin alguno de ellos.

El trabajo de mi padre no el más pesado del mundo, se la pasa todos los días sentado tras de un ordenador vendiendo artículos en Internet y haciendo tratos con otras compañías, también se dedica a ver que los trabajadores de su área siempre estén trabajando y no holgazaneen, es un supervisor y hasta tiene su propia oficina en la empresa y una asistente, comúnmente trabaja 8 horas al día aunque a veces cuando le toca hacer turnos en la tarde-noche es cuando llega a hacer hasta 4 horas extras.

Por eso la responsabilidad como mayor cae en mí y me toca hacerme cargo de mantener la casa limpia, hacer las comidas y ayudar a mis hermanos a hacer sus tareas cuando la ven difícil, como quien dice podría hacerme mañana mismo y ya sabría ser una perfecta ama de casa; aparte de ello estudio, pero sinceramente no es tan pesado ya que mis hermanos están grandes y ya puedo ponerlos a hacer algunas limpiezas de la casa o a preparar comidas simples, gracias a Dios tengo unos hermanos solidarios y comprensivos.

Tristemente mi padre y yo nunca hemos tenido buena comunicación y eso hace que nuestra relación como padre-hija no sea tan buena, mi madre solía decir que se debe a que somos tan parecidos pero no es por ello, lo que pasa es que de repente llegue a una edad donde me di cuenta que mi padre no era ese fabuloso superhéroe que yo creía de niña y un día viendo el historial de la computadora me entere que los adultos casados también miraban pornografía y sobre todo de chicas jóvenes que quizá no pasaban de los 25 años, eso me parecía muy raro y por la incomodidad comencé a alejarme de él.

En el último año me he vuelto un poco paranoica con él, sentía que comenzaba a actuar como si le hartara estar con nosotros porque cuando no estaba en el trabajo se la pasaba emborrachándose, empezó a darnos menos dinero y a gritar todo el tiempo en la casa, generando escusas para discutir y así irse a tomar, peleaba por cosas verdaderamente ridículas y que realmente son su obligación como llevar a uno de mis hermanos al doctor, su tiempo libre no la pasaba con nosotros, quería golpear a mis hermanos por cualquier cosa y eso me molestaba y hacia que yo quisiera defenderlos a toda costa.

Una tarde antes de que se cumplieran tres años de lo de mamá él estaba en la ducha y subí a su cuarto por un par de hojas, cuando las estaba buscando le llego un mensaje de WhatsApp de una tal Azucena y por curiosidad entre al chat, había muchos mensajes con corazones, palabras amorosas y una que otra vulgaridad ¡¿Cómo puede hacerle esto a mi madre?! Sigo leyendo todo y subo para ver los inicios, una parte de mí ya se lo esperaba.

— ¿Qué haces en mi habitación Wendy?— Escuchó detrás de mí la voz ronca de mi papá, doy media vuelta y él está en bata. — Vete, ocupó vestirme.

Me dirijo a la puerta llena de rabia y lista para escupir el vómito de palabras en su cara, él me arrebata su teléfono que tenía apretado entre mis manos y me cierra la puerta a la cara.

Me quedé en mi cuarto tratando de calmarme cuando escucho que cierra la puerta principal y se va en la camioneta. Ese día llego hasta las 2 de la madrugada todo sucio y cayéndose de borracho cuando yo estaba en la sala haciendo mi tarea.

— Perdóname hija, te juro que nunca he visto o hablado con esa mujer en persona. — Me dice llorando mientras se arrodilla frente el sillón y me abraza las piernas. — Te prometo que intentare ser un mejor padre y me haré más responsable de tus hermanos. Te prometo que voy a cambiar.

Poco a poco la rabia que sentía se comenzó a calmar, es mi padre y lo amo, así que creí o intenté creer que decía la verdad.

Deletrea "Adolescencia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora