Clases de la vida

CLASES DE LA VIDA

POV ANNI

-Buenas tardes Andrea, puedes sentarte- me dijo señalando la silla que estaba enfrente mío.

-Buenas tardes profe- respondí con nerviosismo. Él era muy intimidante con ese traje y con una seriedad que no demostraba al dar clases.

-Ya te entrego el examen- empezó a buscar entre unos papeles mi examen que no había podido entregarme.

-Si no hay problema profe- tenía seis cursos a su cargo podía traspapelarse un examen, él era humano después de todo.

-Aquí esta- me tendió mi examen integrador y sonreí al ver el 93% marcado en lapicera negra

-Felicitaciones Anni. ¿Vas a inscribirte al final en Política internacional?- su sonrisa era sincera esa que a veces me dirigía por la simple razón que yo era la única que en sus clases estaba más interesada en lo que él explicaba y no le acosaba como un trozo de carne.

Era el profesor más lindo y amable del colegio, razón por la que media población estudiantil y parte de los docentes tenían un enamoramiento por él, debo admitir que era bastante guapo con su metro ochenta, su cabello castaño corto, sus ojos verdes, su barba recortada y su traje a medida.

-Gracias profe. Sí, nunca quise nada más y por esto tampoco tengo otra opción- guarde rápido el examen batallando entre la alegría y la melancolía por haber terminado esta etapa y empezar el camino incierto de la Universidad

-Entonces te volveré a ver dentro de nueve años cuando des clases en el colegio-

-Ojala- le contesté. Me estaba despidiendo cuando me dijo que tenía algo más que darme. De su escritorio sacó una caja y me la entrego casi tímidamente. Lo miré sorprendida a lo que él rápidamente me dijo que era un obsequio de cumpleaños, era bastante pesada por lo que no tenía ni idea de lo que podía ser

-No tenías que haberte molestado- dije rompiendo el envoltorio de la caja apoyada en la madera. Estaba muy sorprendida tenía los manuales del Pre, esos que tenía que ir a comprar hoy, en mis manos.

-Sé que hoy empezaban a venderlos y mañana es tu cumple, como no sabía que podía regalarte decidí comprarlos para que la plata de estos la gastes como tú quieras y en lo que quieras-

No pude más con la emoción y lo abrace sin dudarlo. Ahora podría ahorrar esta plata, sumado a mi trabajo en la librería, para poder irme de vacaciones con mis amigas y ver a mi banda favorita.

En ese momento baje otra vez a tierra y recordé que todavía estaba invadiendo su espacio personal y, por más que las clases hubieran terminado él seguía siendo mi profesor.

-Lo siento... este es uno de los mejores regalos que pudieron haberme hecho y aunque no debería aceptarlo te lo agradezco mucho- lo solté para verlo sonreírme

-Me alegra que te guste Anni- me llamó otra vez por el apodo cariñoso que mis amigas me habían puesto. Me acarició la mejilla con mucha ternura haciendo que un sonrojo apareciera.

-Yo...debería irme- dije bastante nerviosa apartándome. Él me sonrió como si supiera lo que estaba pensando, esta confianza que había aparecido de repente me incomodaba un poquito.

¿En qué momento empecé a tratarlo de vos?

-¿Quieres irte?- me preguntó acorralándome contra la puerta.

-Ehh...yo...debería... debería irme- los colores surcaban mi cara y mi respiración estaba agitada.

-Eso no contesta mi pregunta- comenzó a acercarse a mí, mire su cara que estaba a centímetros de la mía respirando entrecortadamente