Vivimos en un mundo de duro asfalto y sueños rotos, un mundo donde verdad, lealtad y honestidad son palabras hace mucho olvidadas.
La mentira llega al poder con palabras que endulzan los oídos y engañan a la mente. La verdad de los que tienen el corazón más noble, pero carecen de la oportunidad de librar sus batallas cae ante la ya mencionada mentira.
Y es un mundo penoso a la vista. Un mundo corrupto, destruido. Plagado de peligrosos y ciegos seres, guiados solo por la codicia.
Y la peor plaga posible habita la tierra y la destruye. Saquea, quema, pudre y envenena. Todo en pos de conseguir más riqueza, más poder, más materia inútil y reconocimiento que encadena. Y así seguirá el ciclo, pues un colibrí no puede salvar al bosque del incendio, y los otros deciden ignorarlo o se acobardan y no se atreven a alzar sus voces. Nunca uno pudo hacer el cambio, pero tampoco hubo quien junto a él luchara.