INTRODUCCIÓN

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CANTANDO SOBRE LOS HUESOS

Tanto los animales salvajes como la Mujer Salvaje son especies en peligrode extinción. 

En el transcurso del tiempo hemos presenciado cómo se ha saqueado, rechazadoy reestructurado la naturaleza femenina instintiva. Durante largos períodos,ésta ha sido tan mal administrada como la fauna silvestre y las tierrasvírgenes. Durante miles de años, y basta mirar el pasado para darnos cuenta deello, se la ha relegado al territorio más yermo de la psique. A lo largo de la historia,las tierras espirituales de la Mujer Salvaje han sido expoliadas o quemadas,sus guaridas se han arrasado y sus ciclos naturales se han visto obligados aadaptarse a unos ritmos artificiales para complacer a los demás. 

No es ninguna casualidad que la prístina naturaleza virgen de nuestro planetavaya desapareciendo a medida que se desvanece la comprensión de nuestraíntima naturaleza salvaje. No es difícil comprender por qué razón los viejos bosquesy las ancianas se consideran unos recursos de escasa importancia. No esningún misterio. Tampoco es casual que los lobos y los coyotes, los osos y lasmujeres inconformistas tengan una fama parecida. Todos ellos comparten unosarquetipos instintivos semejantes y, como tales, se les considera erróneamentepoco gratos, total y congénitamente peligrosos y voraces. 

Mi vida y mi trabajo como psicoanalista junguiana, poeta y cantadora*,guardiana de los antiguos relatos, me han enseñado que la maltrecha vitalidad delas mujeres se puede recuperar efectuando amplias excavaciones "psíquico—arqueológicas" en las ruinas del subsuelo femenino. Recurriendo a estos métodosconseguimos recobrar las maneras de la psique instintiva natural y, mediante supersonificación en el arquetipo de la Mujer Salvaje, podemos discernir las manerasy los medios de la naturaleza femenina más profunda. La mujer moderna esun borroso torbellino de actividad. Se ve obligada a serlo todo para todos. Ya eshora de que se restablezca la antigua sabiduría. 

El título de este libro, Las mujeres que corren con los lobos: Mitos y relatosdel arquetipo de la Mujer Salvaje, procede de mis estudios de biología acerca de lafauna salvaje y de los lobos en particular. Los estudios de los lobos Canis lupus yCanis rufus son como la historia de las mujeres, tanto en lo concerniente a sucoraje como a sus fatigas. 

Los lobos sanos y las mujeres sanas comparten ciertas características psíquicas: una aguda percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de afecto. Los lobos y las mujeres son sociables e inquisitivos por naturaleza yestán dotados de una gran fuerza y resistencia. Son también extremadamenteintuitivos y se preocupan con fervor por sus vástagos, sus parejas y su manada.Son expertos en el arte de adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes yson fieramente leales y valientes. 

Y, sin embargo, ambos han sido perseguidos, hostigados y falsamente acusadosde ser voraces, taimados y demasiado agresivos y de valer menos que sus detractores. Han sido el blanco de aquellos que no sólo quisieran limpiar la selvasino también el territorio salvaje de la psique, sofocando lo instintivo hasta elpunto de no dejar ni rastro de él. La depredación que ejercen sobre los lobos y lasmujeres aquellos que no los comprenden es sorprendentemente similar. 

Por consiguiente, fue ahí, en el estudio de los lobos, donde por primera vezcristalizó en mí el concepto del arquetipo de la Mujer Salvaje. He estudiado tambiéna otras criaturas como, por ejemplo, el oso, el elefante y esos pájaros del almaque son las mariposas. Las características de cada especie ofrecen abundantesindicios de lo que es posible conocer acerca de la psique instintiva femenina. 

La naturaleza salvaje ha pasado doblemente a mi espíritu por mi nacimientoen el seno de una apasionada familia mexicano—española y más tarde por miadopción por parte de una familia de fogosos húngaros. Me crié cerca de la fronterade Michigan, rodeada de bosques, huertos y tierras de labranza y no lejos delos Grandes Lagos. Allí los truenos y los relámpagos eran mi principal alimento.Por la noche los maizales crujían y hablaban en voz alta. Allá arriba en el norte,los lobos acudían a los claros del bosque a la luz de la luna, y brincaban y rezaban.Todos podíamos beber sin temor de los mismos riachuelos. 

MujeresQueCorrenConLosLobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora