CAPÍTULO 1

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El aullido: la resurrección de la Mujer Salvaje

La Loba 

Tengo que confesarles que yo no soy como uno de esos teólogos que seadentran en el desierto y regresan cargados de sabiduría. He recorrido muchashogueras de cocinar y he esparcido cebo de angelote en toda suerte de dormitorios.Pero, más que adquirir sabiduría, he sufrido embarazosos episodios deGiardiasis, E. coli 1, y amebiasis. Ay, tal es el destino de una mística de la clasemedia con intestinos delicados. 

He aprendido a protegerme de todos los conocimientos o la sabiduría quehaya podido adquirir en el transcurso de mis viajes a extraños lugares y personasinsólitas, pues a veces el viejo padre Academo, como el mítico Cronos, siguemostrando una fuerte propensión a devorar a sus hijos antes de que hayan alcanzadola capacidad de sanar o sorprender. El exceso de intelectualización puededesdibujar las pautas de la naturaleza instintiva de las mujeres. 

Por consiguiente, para fomentar nuestra relación de parentesco con la naturalezainstintiva, es muy útil comprender los cuentos como si estuviéramos dentrode ellos y no como si ellos estuvieran fuera de nosotros. Entramos en uncuento a través de la puerta del oído interior. El relato hablado roca el nervio auditivoque discurre por la base del cráneo y penetra en la médula oblonga justopor debajo del puente de Varolio. Allí los impulsos auditivos se transmiten a laconciencia o bien al alma, según sea la actitud del oyente. 

Los antiguos anatomistas decían que el nervio auditivo se dividía en tres omás caminos en el interior del cerebro. De ello deducían que el oído podía escuchara tres niveles distintos. Un camino estaba destinado a las conversacionesmundanas. El segundo era para adquirir erudición y apreciar el arte y el terceropermitía que el alma oyera consejos que pudieran servirle de guía y adquirierasabiduría durante su permanencia en la tierra. 

Hay que escuchar por tanto con el oído del alma, pues ésta es la misión delcuento. 

Hueso a hueso, cabello a cabello, la Mujer Salvaje regresa. A través de lossueños nocturnos y de los acontecimientos medio comprendidos y medio recordados.La Mujer Salvaje regresa. Y lo hace a través de los cuentos.

 Inicié mi propia migración por Estados Unidos en los años sesenta, buscandoun lugar donde pudiera asentarme entre los árboles, la fragancia del aguay las criaturas a las que amaba: el oso, la raposa, la serpiente, el águila y el lobo.Los hombres exterminaban sistemáticamente a los lobos en el norte de la regiónde los Grandes Lagos; dondequiera que fuera, los lobos eran perseguidos de distintasmaneras. Aunque muchos los consideraban una amenaza, yo siempre mesentía más segura cuando había lobos en los bosques. Por aquel entonces, tantoen el oeste como en el norte, podías acampar y oír por la noche el canto de lasmontañas y el bosque. 

Pero, incluso en aquellos lugares, la era de los rifles de mira telescópica, delos reflectores montados en jeeps y de los cebos a base de arsénico hacían que elsilencio se fuera propagando por la tierra. Muy pronto las Montañas Rocosas sequedaron casi sin lobos. Así fue como llegué al gran desierto que se extiende mitaden México y mitad en Estados Unidos. Y, cuanto más al sur me desplazaba,tanto más numerosos eran los relatos que me contaban sobre los lobos. 

Dicen que hay un lugar del desierto en el que el espíritu de las mujeres y elespíritu de los lobos se reúnen a través del tiempo. Intuí que había descubiertoalgo cuando en la zona fronteriza de Texas oí un cuento llamado "La MuchachaLoba" acerca de una mujer que era una loba que a su vez era una mujer. Despuésdescubrí el antiguo relato azteca de los gemelos huérfanos que fueron amamantadospor una loba hasta que pudieron valerse por sí mismos. 

Y, finalmente, de labios de los agricultores de las antiguas concesiones detierras españolas y de las tribus pueblo del sudoeste, adquirí información sobrelos hueseros, los viejos que resucitaban a los muertos y que, al parecer, eran capacesde devolver la vida tanto a las personas como a los animales. Más tarde, enel transcurso de una de mis expediciones etnográficas, conocí a una huesera y,desde entonces, ya jamás volví a ser la misma. Permítanme que les ofrezca unrelato y una presentación directos. 

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2017 ⏰

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