Cuéntame tu secreto

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-Estoy embarazada.
Le miré desconcertado, pero ella entendió que mi pregunta era de quien fuese; me sonrió y me dijo: "Que si, que es nuestro hijo." La besé. En este momento, sonó el timbre y me fui a abrir la puerta. Me encontré delante de Patricia. Después de saludarme, me dijo: "¿Está Ana en casa?" Le dije que sí, estaba.
-Tengo que darle una mala noticia; ¿prefieres dársela tú?
-¿De qué se trata?
-Su tío. Está muy malo.
Me despedí de mi hermana y le di la noticia. Se derrumbó y me abrazó.
-Voy a volver a España, con Alberto; si mi tío está a punto de morir, quiero que esté con él; ¿vas a venir?
-¿Cuándo tienes intención de marcharte?
-Voy a coger el primer vuelo.
-Voy a venir en una semana, necesito acabar algunos asuntos importantes.
-Está bien; te vamos a echar mucho te menos.
-Y yo más.
El día siguiente, Ana ya estaba preparando las maletas. Les acompañé al aeropuerto. Cuando ya era la hora de partir, di un beso a ella y a mi hijo, pero, justo cuando se marcharon, me encontré con Adele.
-¿Así qué has vuelto con la gran diseñadora?
Me di una vuelta y no le contesté: lo último que querría era recordar los errores del pasado, pero ella me lo impedía.
-¿No me has oído?
-No pensé que te importara mi vida privada.
-Ni yo que te importara Velvet. Por lo que me contó Cristina, te fuiste de allí sin decir nada a nadie, ni, tanto menos, a ella.
-Hay cosas que muchos no entienden, pero que valen mucho por los que han vivido lo mismo.
-¿Sabes qué? Os voy a hacer sufrir, como tú lo hiciste conmigo.
-Adiós.
Al volver a casa, me encontré un sobre. Al abrirlo, me quedé fatal: estaba lleno de fotos mías con las mujeres que frecuenté en el atelier y un papel, en que estaba escrito "Si no quieres ver estas fotos en las manos de Philippe Ray, tienes cita conmigo en tu atelier. P.D. Las datas las he modificado yo personalmente."
No sé porque Adele se enfadó tanto, a lo mejor le dolía verme con mi hijo y con Ana, una diseñadora mucho más reconocida que ella. Ana ya sabía lo que había pasado, pero podía pensar que, mientras que ella estaba en Madrid, yo hubiera seguido teniendo esas citas. No me presenté a esa cita.

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