-Bueno bueno bueno- dijo Gabriel sin moverse-como escuchaste a Fernando, que para ti es tu señor-dijo ahora sí acercándose a mi
mi supuesto señor se llama Fernando, bueno saberlo para cuando salga de aquí pueda demandarlo
-primero no es mi señor así que no me digas eso, y segundo no tengo ninguna deuda contigo- le dijo firme desde donde estaba, no pensaba dar el brazo a torcer sin dar la pelea
-ay Camila, ya me estoy cansando de tus faltas de respeto, no soy un hombre de mucha paciencia y créeme la estas agotando toda- me dijo mirándome fijamente negando con la cabeza, al ver que no respondí prosiguió-acércate-dijo autoritariamente, no me pensaba acercar, espero unos minutos para que cumpliera su orden- dije que te acercaras Camila- volvió a repetir de forma autoritaria pero calmada-DIJE QUE TE ACERCARAS PERRA- esta vez sus gritos me estremecieron, y me acerqué hasta quedar a unos pasos de distancia considerables
-acércate más- di un paso más-vamos otro paso no tengas miedo que si colaboras todo saldrá bien-dijo con una sonrisa de por medio
-que quieres, acaso ya no te fue suficiente- le dije mirándolo a los ojos
-suficiente ja- dijo mirando a su alrededor-esto que me hiciste no se borrara hasta en unos días, así que pienso dejarte unas marcas por unos días- me dijo tomándome de la mano y llevándome hasta el pie de la cama
-suéltame, me estás lastimando- dije sacándome de su agarre pero no me aleje
- y eso que no sabes que es dolor- me dijo-ahora, será un simple castigo no quiero perturbarte, al menos no por ahora- al escuchar eso me quede inmóvil, de un fuerte empujón me mando a la cama
-oye suéltame te estoy diciendo, respeta-dije gritando y pataleando me tenía recostada sobre mi pecho en la cama, estaba haciendo fuerza sobre mi espalda para que no me moviera- que me sueltes- seguí gritándole y moviéndome
-quédate quieta, y te dolerá menos, o me tocara amarrarte- dijo con una voz agitada, sin hacerle caso seguía moviéndome- te lo dije perra- me dijo y no sé cómo pero esa cama tenía una especia de esposas en sus cuatro extremos, con una mano, me logró amarrar las manos en cada extremo de la puta cama y cuando se levanto para amarrarme los pies comencé a dar patadas y una de esas fue directo a su brazo
-AGGRRR- dijo, aunque no pareció dolerle porque en menos de lo que pensé ya estaba amarrada a cada extremo de la cama boca a abajo
-ahora que, me vas a dejar aquí?- le dije con rabia
-no muñeca, cada acción tiene su consecuencia, y la tuya serán veinte azotes- dijo moviéndose por toda la habitación
- que porque???? Azotes pero que te pasa- le dije incrédula, en mi vida me habían azotado, nisiquiera mis padres y lo iba a hacer este tipo que no conocía ni loca
-si muñeca, veinte y estoy siendo considerado porque te mereces muchos más- me dijo aunque no logre ver su expresión pero me imagino que era una de esas sonrisas particulares de el
-ni se te ocurra tocarme mal nacido- le dije moviendo mis manos y piernas pero era pérdida de tiempo, no me iba a poder soltar si el no lo hacía
-sabes algo-dijo ignorando lo que le había dicho-unos verdaderos azotes se dan sin ropa- dijo con una risa al final
- NO NO NO, ni los sueñes- dije siguiendo mis intentos fallidos de moverme
-y sabes dónde es el mejor lugar para darlos- dijo dando una pausa, sentía que se estaba acercando a mi-en el culito, así lo recordaras cada vez que te quieras sentar- y dicho esto posicionó sus manos en mi trasero, inmediatamente me comencé a mover, estaba nerviosa, me iba a quitar mi ropa para después golpearme pero que le pasa
-no lo haga por favor- fue lo único que dije
-hubieras pensando eso antes- me dijo hundiendo sus asquerosas manos en mi espalda bajando los pantalones
-no por favor no siga- era lo único que decía mientras me movía, pero ya era tarde, mis pantalones ya estaban por fuera de mi cuerpo
-huy pero que culito tan redondo y blanquito tienes- me dijo mientas lo acariciaba, aunque tenía ropa interior no dejaba de sentir náuseas cuando pasaba sus manos por esa zona-deje de tocarme- le grite mientras seguía moviéndome aunque en el fondo sabía que no podría hacer nada
-te tocaré las veces que quiera y como quiera- dijo mientras me tocaba sin pudor- ohhh pero los azotes se hacen sin nada de ropa, y veo que todavía tienes estas bragas- dijo mientras las agarro, las jalo y dejo caer
-ayyyy maldito eso duele- dije mientras pasaba el ardor de la estirada de mis braga
-y eso que no e comenzado contigo-ja no se que pensar, esto es demasiado humillante como le puede hacer esto a alguien. Separó sus asquerosas manos de mi trastero, y sentí como se movía por toda la habitación
-dónde está-dijo como para el mismo-ahhh aquí estás-dijo esta vez más elevado, como pude medio volteo mi cabeza para ver a que se refería, y lo que menos esperaba era que tuviera un látigo en sus manos, abrí los ojos lo que mas pude y comencé a negar con la cabeza
-no, suelta eso, no me vas a tocar con esa cosa- le dije sin quitar mi mirada de la suya, inmediatamente se le agrandaron los ojos y se tornaron oscuros
-esto- dijo agarrando el látigo y pasándolo varias veces por su mano-me gusta utilizarlo para castigos leves-dijo ahora acercándose y posicionándose justamente detrás de mi, ya no podía verlo desde esta posición-así que no dolerá tanto-dijo rodándolo por mis piernas, inmediatamente sentí un cosquilleo
-está loco no me toques con eso- le dije con la voz entrecortada, estaba muy nerviosa
-bueno ya te e dado el tiempo para que te prepares- dice a medida que va subiendo el látigo por mis piernas, de una manera lenta- este es tu castigo- dice severamente- por que te estoy castigando Camila- dijo con el mismo tono- te e hecho una pregunta, tu deber es responderla, por que te estoy castigando Camila- dice ahora más serio deslizando el látigo por mi entre pierna, sentí un escalofrío cuando rozaron sus puntas con mis labios
Estaba sumergida en esa extraña sensación cuando siento un fuerte latigazo ahí en mi vagina-TE HICE UNA PREGUNTA- dijo gritando- tú te lo ganaste, no colaboras pues soy más severo ahora serán 30 azotes
-que!! No, me vas a azota por....- y no me termino dejar de hablar cuando sentí un ardor interminable en mi glúteos izquierdo
-AAAHHH- era lo único que lograba decir, me movía gritaba pero azotes iban y venían- yaaa no siga, ya es suficiente- seguía gritando y moviéndome, ya había perdido la cuenta, pero mi cuerpo no soportaba tanto dolor, el sonido que hacía el aire cuando el látigo impacta con mi trasero me ponía los pelos de punta
- quedan cinco preciosa- dijo con la voz entrecortada, ya no podía más mis ojos se cristalizaron y comencé a llorar era mucho dolor, demasiado me dolía mucho ya no aguantaba más- este es el último- dicho esto, con todas sus fuerzas agito ese látigo y lo estrelló en mi trasero
-AHHHH- grite, las lágrimas no paraban de bajar por mis mejillas y perderse en la cama, sentí como el comenzó a desamárrame pero no tenía fuerzas de siquiera moverme, me dolía mucho mi trasero
- la próxima vez pensaras bien a quién le vas a pegar, y recuerda- dijo agarrandome del cabello y levantado mi cabeza para que lo mirara- ahora TU nos perteneces, TU eres nuestra esclava, si te portas bien no te trataremos tan mal, pero si lo haces mal no querrás vivir- y soltó mi cabello, sin fuerzas deje caer la cabeza, no me quería mover, no sé cuánto tiempo pasó pero al fondo escuche cerrar la puerta lo que significa que se había ido
Nunca pensé vivir algo así, entre lágrimas,sollozos, dolores y lamentos sentí como el sueño se apoderó de mí, y por primera vez me deje vencer por el
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Una Zorra Más
Teen FictionMe llamo Camila y tengo 19 años, nunca e tenido buenas calificaciones en el colegio ni tampoco me comporto muy bien que se diga, de hecho para mis padres soy la "hija que arruinó la ilusión de familia perfecta" no es porque me la quiera de dar de ch...