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"No puedo" – mi boca se cerró inmediatamente, lo había dicho sin pensar mucho. Y no tenía una buena excusa – "Yo... No puedo quedarme... Porque..." – Tragué fuerte y miré a otro lado, incómodo – "Porque... Mi gato está enfermo y ya se acostumbró a estar allá"

"Tiene un gato... ¿Enfermo?" – Asentí – "Tráigalo, podemos pagar lo que su mascota necesita" – Mierda.

"Pero... Él ya está acos..." – no pude terminar de decir algo, cuando miré a Seungcheol. Rayos, tenía una mirada de perrito abandonado, se veía triste, movió sus manos "Quédate". Suspiré – "Traeré a mi gato..." – Adoptaré uno enfermo cuando vuelva a venir con mis cosas

Empezamos a recorrer la casa, era gigante y me estaban empezando a dolor los pies. Estaba sintiendo algunas miradas, miré a mi lado y abrí los ojos, tanto como podía y mis mejillas se colorearon de un suave rosado.

Él me miraba.

Por lo general no recibía miradas como las de él, podía ver ternura.

"Eres tan lindo, tu estatura es tierna" – señaló él

"Gracias" – Y me adelanté con el mayordomo. Creo que fui algo grosero, pero ¿Lindo? ¿Tierno? Tal vez, pero apenas nos conocemos.

Pasamos la tarde hablando de mis horarios, claramente no los cumpliría a pie de la letra porque es muy difícil que me levante o me acueste.

Se hizo de noche, y me despedí de la gente de la casa. Para mi suerte, me dejaron con mi "ahijado" en la entrada de la mansión. "Fue un gusto conocerte, Lee" movió sus manos lentamente, siempre era delicado con sus movimientos. "El gusto es mío", pensé que iba a ser peor. ¿Y cómo? No sé, me pone nervioso estar con... Él.

No pude dormir esa noche. Iba a dejar mi "casa", aunque nunca lo fue. Era un apartamento arrendado que olía a humedad, era oscuro y pequeño, mis padres me lo habían dejado.

Tomé mi ropa y la puse en una maleta pequeña, mis libros de estudio y apuntes en mi maleta de la Universidad. Respiré, profundo, seguramente olía mal pero ya me había acostumbrado: No quería irme, no a un lugar donde seguramente me sentiré incómodo y con envidia.

"Tu gato es bonito, Lee" – dibujó las palabras en el aire, y asentí – "No haces muchas señas, ¿Estás incómodo?"

"Para nada" -le respondí, y él hizo una mueca. Antes de que hiciera algo, lo interrumpí – "Solamente que tus preguntas no es que sean necesarias para las señas, Choi"

Hizo una mala cara, y como si fuera de su propiedad se llevó a Tina, la gata a la cual le faltaba una pata. Martina había sido operada recientemente para quitarle una pata afectada por un hongo, me había atrapado su historia: Una gatita, sin familia, con un hongo en la pata y que había sido operada.

Martina, la pequeña Tina, tiene apenas un año, aproximadamente. Una pequeña gata siamés, ella es algo gordita y tenía medias, cola y orejas color negro y el resto del cuerpo gris mate, en definitiva: La gata perfecta.

Salí corriendo y tome a Seungcheol de brazo e hice que girara y me mirara: su mirada tenía enojo. Mi cara se relajó y lo volví a mirar serio.

"Devuélveme, a mi bebé, Choi" – moví mis manos con una velocidad alta, estaba enojado. Soltó a la gata con cuidado y me miró desafiante.

"¿Para qué? Yo soy su nuevo amo y le puedo dar de todo, no como tú, Lee" – mi cara tenía una mezcla de emociones: estaba enojado, apenado y horrorizado.

"¿Cómo te atreves? ¡No me puedes tratar como cualquier cosa si no soy igual que tú económicamente!" – me contuve para no pasarme de la cuenta

"¡Sí que puedo! ¡Ahora soy tu amo y estás bajo mi poder! ¡Tengo un contrato!" - ¿Quién lo diría?

"¡Vete a la mierda, Choi Seungcheol!" – Sí, había ganado esta vez. ¿Quién lo diría? Todos lo humanos promedio como yo estaríamos bajo la palma de alguien toda su vida. Lágrimas rebeldes recorrieron mis mejillas

"Ah... No... Lee, perdón, no... No llores..." – sus manos ahora se movían con torpeza, solamente tomé a Martina y hui hasta encontrar alguna zona alejada

Water FlowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora