Era una hermosa mañana y el rocío de la lluvia cubría el césped, pequeñas gotas de agua caían haciendo que el ambiente se tornara como el de una película romántica. A pesar de disfrutar del hermoso paisaje no podía darme el lujo de llegar tarde al primer día de clases, teniendo en cuenta metas fijas y enfocado en lograrlas lo que menos quería era cometer errores.
Eran las 7 de la mañana y es de esperarse que siempre llegue media hora antes a cualquier lugar, uno nunca sabe que acontecimientos se puedan presentar; mientras caminaba pasivamente por la universidad en busca de la facultad que me correspondía esperando dar con el aula que se me asignó, repentinamente me topo con una señorita la cual logró llamar mi atención, no medía más de un metro sesenta, la tonalidad de su piel era canela, tenía ojos de color café obscuro, cabello lacio y utilizaba unos lentes los cuales resaltaban su belleza, ella a pesar de no poseer un cuerpo atlético hizo que mi mirada de manera repentina se postrara sobre ella.
Lamentablemente pasó de largo sin darse cuenta de que la veía, yo seguía buscando el aula, a pesar de ello no dejaba de pensar en lo hermosa que era. Al poco rato de mucho buscar logré encontrar el aula faltando cinco minutos para iniciar las clases, me llevé una gran sorpresa al ver que ella estaba allí.
Al ingresar al aula no sabía qué hacer, pero me enfoqué en buscar una banca. Treinta minutos después de las siete llega el catedrático, se presenta e inicia la clase, yo prestaba atención como niño pequeño descubriendo nuevas cosas, cualquier distracción la dejaba de lado.
Al concluir la clase, aquella señorita que llamaba mi atención se me acerca y pregunta mi nombre, a lo cual respondí:
- Hola señorita, mi nombre es Axel.
Y no me quedé con la duda, así mismo le pregunté:
- ¿Cómo te llamas?
Ella supo responderme:
+ Mi nombre es Andy.
Después de haber charlado por un largo tiempo y de irnos conociendo más, la formalidad iba quedando de lado y nuestra confianza empezaba a llegar al punto en que me di cuenta de sus pasiones; quedé sorprendido cuando ella me confesó que al llegar a la facultad no pudo evitar tener pensamientos perversos conmigo, no supe que responder. Ella tomó la iniciativa, se acercó lentamente a mi rostro y me besó, a lo cual supe corresponderle, pero este no era cualquier beso, era un beso pasional, de esos que no se sienten con cualquiera.
Al pasar los días y después de ya conocer muy bien nuestra manera de ser, desde nuestro comportamiento más tierno hasta el más perverso, las conversaciones eran más divertidas y placenteras.
Un sábado en la mañana nos tocó reunirnos debido a que teníamos que hacer una tarea entre dos personas, y claro que preferimos hacerla entre los dos; quedamos en que la haríamos en la casa de ella, al llegar me entero que sus padres y hermanos habían ido a visitar a unos familiares de otra ciudad, dado que teníamos tarea ella decidió no ir, pero nunca imaginé que lo que pasaría ese día nos uniría aún más.
Nos propusimos en terminar la tarea lo más pronto posible, no fue mucho el tiempo que invertimos en hacerla, después de eso nos sentamos sobre un sillón y decidimos ver unas películas llenas de romance y erotismo. Al poco instante el deseo invadía nuestros cuerpos que con cada roce de nuestra piel el llamado por poseernos el uno al otro aumentaba; no aguantamos más y decidimos hacerlo, un beso lleno de pasión y lujuria fue la clave que dio paso para que cumpliéramos nuestras fantasías más profundas.
Fuimos a su cuarto e iniciamos quitándonos suavemente la ropa, dando a conocer cada parte de nuestro cuerpo. Una vez que nos encontramos desnudos inicié besando sus labios carnosos los cuales me hacían pensar que estaba probando el cielo, luego descendí lentamente besando su cuello sintiendo como el dulce aroma de su perfume hacía que entrara en un estado de desenfreno, seguí bajando por su abdomen hasta finalmente llegar a su vulva, esa vulva la cual imaginaba con probar casi a diario, inmediatamente procedí acoger una menta, la introduje en mi boca y luego me ubiqué entre sus piernas, empecé a lamer esos jugos vaginales que me volvían loco tan solo con olerlos, luego muevo mi lengua de arriba hacia abajo, de derecha a izquierda, en círculos y de igual manera también introduzco mis dedos en su vagina, mientras lo hago, sus gemidos lo decían todo, ella lo disfrutaba tanto que incluso hala de mi cabellera con fuerza y me obliga incluso a introducir la lengua aún más adentro de su vagina, después de eso regresé a su boca, sin previo aviso ella cogió mi miembro y lo introdujo dentro de su vagina, entre jadeos, orgasmos continuos y diferentes posiciones no podía creer lo que sucedía, pero preferí concentrarme en ella, en darle el mejor placer, en darle lo que desee, cumplir sus fantasías sin importar que tan sádicas parezcan, ella y yo éramos uno solo, dispuestos a todo, desde algo tan dulce como darnos besos pasionales y amorosos, hasta algo tan perverso como tener sexo oral y anal.
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Placer universitario
RandomEste es un pequeño relato en el que dos jóvenes universitarios se dejan llevar en los placeres carnales.