Capítulo II

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Con el paso del tiempo mis encuentros con Aki se hicieron cada vez más frecuentes, comenzamos incluso a ir juntos a bares -nunca de alterne o temática BDSM, Aki decía que allí solo se buscaba sexo de baja calidad- e incluso hicimos amigos juntos, aunque él no destacaba por ser muy sociable, se sentía bien en pequeños grupos. Empecé a dormir en su casa varias veces por semana, hasta el punto en el que les tuve que decir a mis padres que tenía un nuevo amigo -y hasta la fecha siguen pensando que es solo eso-. Cada mañana salía de su apartamento con la ropa interior manchada en mi bolsa y una nueva marca de sus dientes en mi cuello.

Poco a poco conseguí que me contara cosas de él, aunque fuera a fuerza de hablar yo de mí, pero Aki seguía conservando ese aura de misterio y serenidad por muchos encuentros sexuales y personales que tuviéramos. Cada día era una sorpresa, nunca sabía qué pasaba por su mente, qué ocurriría cuando cruzara la puerta de su habitación...

Y sé que la gente que solo ha tenido sexo con una persona tiende a idealizar y a pensar que solo existe esa forma de hacerlo y que es la mejor y...la verdad, no sé si Aki es el mejor amo del mundo, pero es perfecto para mí. También está esa gente que no entiende este tipo de relación "amo sumiso", por eso no hablo con nadie de ello. Aki siempre me respeta y su dominación sobre mí se queda en términos de cama: los dos estamos a gusto y somos adultos, por lo que no hay límite. Me cabrea de manera soberana esa gente que solo ve este tipo de cosas como un vicio o una enfermedad, que me divierta siendo pasivo en la cama no quiere decir que quiera que me humillen o me maltraten, simplemente es una práctica sexual más.

Las personas le dan demasiadas vueltas a todo esto en lugar de estar follando como deberían, buscando lo que les gusta a ellos.

–Buenos días...–la voz ronca de Aki nada más despertar en mi oído–Despierta, llegarás tarde a clase.–

–Mm...–me abracé a él, y su mano se deslizó bajo mis pantalones–¿Mm?–

–Has tenido un sueño húmedo.–

–...–aunque no pudiera recordarlo la evidencia de lo que había ocurrido humedecía la mano de Aki–No me acuerdo...–se levantó de la cama–¿Mm?–

–Si te pasas toda la noche pensando en sexo.–abrió el armario de los juguetes–Quizá lo que necesitas es una terapia de choque.–

–¿Ah...?–

–Mm...–deslizó su dedo por la estantería de los vibradores, escogiendo con cuidado–Creo que este estará bien.–

–Pero tengo que ir a la universidad ahora.–

–Vas a ir a clase.–levantó las mantas–Pero voy a ser yo el que te mande tarea que hacer.–

–¿Ah?–

–Desnúdate.–le obedecí por inercia y me quedé tumbado sobre la cama de nuevo–Ah...–él tanteó mi entrada con sus dedos e introdujo el vibrador apagado lentamente, lo miré suplicante, rogándole con los ojos que comenzara a moverlo, pero simplemente lo dejó encendido y se apartó de mí

–¿Mm?–supuse que querría que lo hiciera yo mismo, así que bajé mi mano, pero su voz me detuvo

–Vístete.–

–...¡¿Ah?!–

–Ven a verme cuando salgas de clase, y más te vale que eso siga donde lo dejé.–

Así que esa era mi tarea. Me vestí con algo de incomodidad por la presión que ejercían los pantalones y mi ropa interior sobre el vibrador, pero no podía hacer nada.

–Me voy entonces...–caminé algo torpe hacia la puerta–¿Tengo que...dejarlo encendido?–pregunté antes de salir

–Ni se te ocurra tocarlo.–me advirtió una única vez

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2020 ⏰

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