Dicen...
Dicen que la luna puede ver todo, dicen que guarda los más grandes secretos, dicen que a los amantes los acompaña con una tenue luz en su danza de amor, y que a los solitarios les abraza mientras les hace compañía.
Ella no se siente sola, tiene a las estrellas que le hacen compañía, a las nubes que secan sus lágrimas y las exprimen cuando quiere llorar, y es tan hermosa que cualquiera queda maravillado por sus diferentes fases y vestuarios que tiene cada noche.
Pero, aquella tan admirable luna, no se comparaba con esa bellísima constelación de pecas que se formaba en la piel de un chico al cual Kuroo le había entregado todo de él.
Dicen...
Dicen que cuando hay amor verdadero, ambas partes se entregan completamente, no les importa si quedan con el corazón en pedazos; Y así era para ellos, no les importaba absolutamente nada, sólo eran ellos y nadie más, sin problemas ni arrepentimientos.
Y digo era, porque ahora Tetsurō cargaba con muchos arrepentimientos, tantos que se estaba deteriorando a él mismo sin darse cuenta, cada noche era un lamento para él.
"Y sí hubiese ido por él...
Y sí no le hubiese insistido...
Y sí me pudiera poner en su lugar...
Y sí lo hubiera hecho más feliz...
Y sí pudiera volver a ver esa constelación en su piel...
Y sí, y sí, y sí..."
Había perdido a Tadashi en un accidente y eso ya nadie lo podía arreglar, él ya no volvería por más que lo intentara, por más que llorara, por más que lo deseara, ya no podía, ya no regresaría. Y aún sabiendo eso, aún se aferraba un poco a sus esperanzas para verlo aunque sea sólo una vez, un minuto o un segundo.
Conforme pasaban los días desde su perdida, el olor a cigarrillo se estaba impregnando en su piel, en sus ropas, en sus recuerdos, en todo él. El peculiar olor que le recordaba a las noches cuando se hacían uno, cuando la fragancia de Tadashi y el aroma a tabaco de Kuroo se fusionaban.
Quizás, tan sólo quizás, se estaba aferrando con ese aroma a los recuerdos del pasado, quizás ahora sólo fumaba para no olvidar, para sentir que aún alguien estaba a su lado, para poder seguir creyendo que el pequeño pecoso llegaría a abrazarlo y regañarlo por dejar las cajetillas tiradas por donde sea, por regar las cenizas en la mesa y no en un cenicero.
La mesa.
Todo le recordaba a él, pero más lo hacía aquella mesa donde ambos habían compartido varios recuerdos. Desde su primera cita, donde Yamaguchi preparó una exquisita cena, hasta la primera danza de amor que hicieron sobre ella, recuerdos en donde siempre estaban los dos juntos, acompañandose cuando comían, cuando charlaban, siempre juntos y eso le dolía, porque ahora Tetsurō se encontraba completamente solo, observando por una ventana aquella brillante luna e imaginando aquella constelación que ya no vería más, al menos ya no en esta lamentable vida.
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La constelación de su piel [KuroYama]
FanfictionLa constelación de su piel es digna de admirar, más hermosa que la vanidosa luna, e igual de inolvidable que el aroma de su fragancia cuando se combinaba con el humo de mi cigarrillo. Pareja: Kuroo x Yamaguchi. (Crack) si no te gusta, favor de no mo...