Capítulo 2

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El sonido del celular me despierta —veo la hora en el reloj, son las 8:45 a.m.—. Es Trébor llamándome, el sonido de la llamada es realmente estresante y peor aun a estas horas, así que contesto rápidamente.

—¿¡Sabes qué horas son!? —digo enfadada.

—Sí, la hora de despertar —dice sarcásticamente.

—Tú quién te crees hijo de...

—Estoy en la puerta de tu casa. Ven a abrirme.

—¿Por qué tendría que hacerte caso?

—Porque te traje el desayuno.

Cuelgo la llamada y bajo lo más rápido que estas piernas cortas pueden. Abro la puerta y, efectivamente, Trébor esta ahí con una sudadera azul marino que hace juego con sus ojos y su piel bronceada.

—Vamos pasa, me muero de hambre.

—Yo voy arreglando eso mientras tú te cambias ¿vale? —dice mientras busca vasijas en la cocina. Yo solo asiento con la cabeza y voy hacia el cuarto de baño para darme una ducha.

Salgo del baño con una toalla envuelta en mi cuerpo. En la cocina encuentro todo listo, panes recién horneados, galletas, cruasanes y chocolate caliente ¿puede haber algo mejor que eso? no lo creo.
Trébor se da cuenta de mi presencia.

—¿Así piensas desayunar? —dice mirándome de arriba a abajo.

—Ya quisieras, pero no tienes tanta suerte galán, ya me voy a cambiar.

—Oh rayos qué gran oportunidad perdí —dice en un tono burlesco.

.

Subo a mi cuarto para ponerme ropa cómoda, y al terminar de cambiarme, bajo.

Terminamos de desayunar, fue un gran gesto de su parte. Aunque siempre hace lo mismo cada que hay vacaciones, por la mañanas viene a traerme el desayuno.

—¿Qué te pareció? —pregunta lavando los trastos.

—Uhm... he probado mejores —digo de broma, él solo ríe—. Ah, puedo ayudarte a... tú ya sabes.

—No, yo lo hago —responde.

—No, en serio, quiero ayudarte. Tú ya hiciste todo, trajiste el desayuno, lo serviste y ahora lavas los platos. Déjame ayudarte —insisto

—Esta bien, yo lavo y tú secas.

.

Al terminar, vemos unas cuantas películas de "terror" —entre comillas porque no daban nada de miedo— para pasar el rato. Como estaban bien aburridas, decidimos jugar unos cuantos juegos de mesa, elegimos Monopoly.

—¡Lo compro! —grito.

—No, yo ya lo compre.

Admito que no soy una gran jugadora de esto, así que claramente voy a perder.

—No vale, yo quiero comprarlo —digo.

.

—Estas en bancarrota, ya perdiste.

—Eso es lo que tú crees —digo mientras saco unos cuantos billetes que robé cuando él no se daba cuenta—. Mira lo forrada que estoy.

—¡Eres una tramposa! Pero lo que no sabes es que yo estaba robando plata y propiedades todo el juego —dice mientras se parte de la risa.

—¡Eres un tramposo! —repito.

—Tú hiciste lo mismo, así que estamos iguales.

—¿Cuántas horas pasamos jugando esto?

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⏰ Última actualización: Feb 12, 2017 ⏰

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