Un sueño

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Un sueño... Ahora todo se quedara en un sueño, un sueño que jamás cumpliré, un sueño que añoraba tanto en las noches mas frías y oscuras.

¿Que era aquél sueño? Bueno, él deseo de casarme y de convertirme en madre.

Tenía ese dulce sueño en él que me veía vestida en un hermoso vestido blanco de seda largo, con algunas incrustaciones de diamante en el pecho y él vientre, era hermoso. Caminar hacia al altar donde la persona que mas amo en este mundo me esperaba con una sonrisa, mi padre a un lado de mí sosteniendo mi mano dándome todo su apoyo como nunca lo había hecho mientras que yo caminaba con un ramo de aromáticas y hermosas rosas de un carmín intenso, tan intenso como el carmín de la sangre, la sangre que ahora yacía bajo de mi cuerpo.

Sentía frío y la vista se me nublaba, mis lágrimas salían y solo me decía a mi misma "¿Porque?... ¿Por que me tenía que pasar a mi?".

La gente se empezaba a acumular a mi alrededor y solo podía oír sus murmullos y algunos flashes de cámaras de móviles, a lo lejos podía oír la sirena de una ambulancia o eso se me figuraba. Con mi vista nublada pude ver a lo lejos como él amor de mi vida se alejaba de la escena en la cual yo era el centro de atención.

Ahora todo se iba a la mierda y todo gracias a que iba tan metida en mis pensamientos, tan concentrada en aquel sueño tan anhelado que tenía y todo gracias a sus promesas, aquellas promesas que yo por tonta me las creí aun sabiendo que eran falsas o tal vez la mayoría, no lo se.

Por ir pensando en ese sueño que quería cumplir junto a mi amor no me percate del automóvil que se dirigía a gran velocidad hacia mi, solo sentí un golpe y de repente todo se volvió borroso.

Llegó mi momento, solo le pido perdón a mis padres y a mis abuelos, a mis amigos y por supuesto a esa persona que tanto ame y solo me dio la espalda pero que logró crear en mi aquel sueño que tanto deseaba cumplir a su lado. Me despido de todo con una gran sonrisa mientras cierro los ojos y oigo los gritos desgarradores de mi madre...

Lo... Siento...-

Fueron las últimas palabras que pronuncie, siempre me la pasaba pidiendo perdón fuera o no mi culpa, fui una persona muy amable y buena con todo aquel que se ganaba mi confianza y algunas veces con las que aún no.

Ahora me encuentro de pie frente a mi tumba donde yace una lápida con mi nombre, mi fecha de nacimiento y mi fecha de muerte, mis padres y abuelos han dejado flores y veladoras, mi mejor amiga dejo una rosa, algunos familiares también han venido a rezar... Pero mi añorado amor nunca se presentó, no dejó ninguna flor para mi y no puedo esperar más, es momento de que parta al otro mundo y ya no podré volver a mirar atrás, solo espero que mi sueño alguien mas si llegue a cumplirlo.

Mi amado amor... Donde quiera que estés... Deseo que seas feliz.

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