Unica Parte.

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Fui tras ella, había metido la pata al no decírselo, al ilusionarla, y que otra persona la baje de las nubes, pero yo también estuve en ellas, se lo que se siente, se lo doloroso que es que te bajen de tal manera, con tanta frialdad, sin sentimiento alguno. No quería herirla, pero ya era muy tarde...

Iba llegando a su casa cuando sale su madre preocupada.

- ¿Qué paso?. - me pregunta, refiriéndose a su hija. Su cara de preocupación sólo me hizo sentir más culpable.

- Señora, Me voy a casa.

-¿Qué quieres decir?.

- Vuelvo a Falcón.

Ella suspiró.

-Estaba tan ilusionada. - Su tono se definía en una palabra. Decepción.

- Yo también lo estaba. - estaba triste.

- ¿Quieres ir a verla?.

- Por favor.

Asintió, y se apartó dejando la entrada libre, entre a su casa y subí las escaleras, llegué a la puerta de su habitación, pegue el oído a la fría madera la podía oír sollozar, toque la puerta, no hizo nada, volví a tocar, se quedó todo en silencio, de la misma manera. Gire el picaporte, y hay estaba ella. Con los ojos hinchados, roja..., sencillamente destruida.

- ¡Fuera! - me gritó. - ¡Vete!, ¡No te quiero ver!.

- Nena... - dije en un tono calmado, mientras me acercaba.

- ¡Te he dicho que te vayas!, ¡Vete!. - Gritó para luego lanzarme una almohada.

- Nena, Calmate.

- ¡¿Qué me calme?!, No te reconozco..., ¿Quien eres?, Dímelo, ¿quien eres?.

- No me trates como un extraño. Conozco la posición exacta de cada lunar de tu cuerpo.

Y como si fuera posible, se sonrojó, me gusta causar eso, me gusta ponerla nerviosa con tan solo mirarla a los ojos, amo hacerlo.

- ¡Te Odio!. - gritó con exasperación.

Y sentí mi corazón en la garganta, juró que lo pude escuchar romperse.

- No digas eso - dije en un tono poco audible.

- ¡Te odio demasiado, eres la peor persona en este mundo!.

- Mientes.

Su mirada, cambio a impotencia, el coraje en su ojos desapareció.

- Tienes razón -murmuro- no te odio, odio el no poder odiarte, y te culpo, todo es tu culpa, llegaste me ilusionaste, me prometiste un futuro juntos y te vas, te vuelves a Falcón, dejas Maracaibo, dejas a Juan a Jean, dejas a Neriel, a Tomás, dejas..., ¡¿ Que va a pasar con Seus?!, Me dejas a mi, César..., ¿Yo qué?, Porque... ¿Por qué te vas, tan de repente?.

Me acerqué y me senté en la cama junto a ella.

- No es mi decisión.

- Claro que lo es, te- te puedes quedar conmigo, viviríamos juntos mi madre no de enojará, dormiras conmigo aquí.

Y si fuera otra situación lo hubiera mal pensado.

- No puedo, la decisión está tomada, me voy mañana.

- ¡Cuando ibas a decírmelo!.

Me paré de la cama y le tendí la mano.

-Nena, puedes seguir hay enojada conmigo, o disfrutar de nuestro último baile. –Le dije alzando las cejas.

Soltó una de sus risitas contagiosas, puso una canción en de su teléfono, y aceptó mi mano.

Bailábamos al son de la música, lento, disfrutando cada momento, que aunque no lo demuestre espero que no sea el último. Le di una vuelta y la volví a pegar a mí, recostó su cabeza en mi pecho, dejándome aspirar una de mis mayores drogas. El olor de su cabello. Inhale y me deje llevar aún más cerrando los ojos, sin dejar de bailar. «No te vayas». Murmuró haciendo que saliera de mi trace. «No puedo vivir sin ti» añadió al ver que no respondía. «Claro que puedes» murmure contra su cabello. «Sí,pero no quiero» dijo sin dejar de bailar. Voltio a mirarme «Solo prometeme una cosa.» Asintió. «No vayas hacer ninguna locura, enamorate, cumple tus metas con la personas que ames, crea una familia, pero no hagas algo de lo que después te arrepientas, y yo me culpe». Alzó su cabeza uniendo nuestro mirar. Sus ojos café me traen loco, los puedo ver todo el día, nunca me cansaré de hacerlo. «No te prometo nada, no puedo estar con la persona que amo, ella estará en Falcón dentro de unas horas.» besé su frente. «Esa persona quiere que seas feliz con o sin él, él te promete llamarte, él quiere que cuando te enamores, se lo cuentes, quiere que seas su mejor amiga, qué cuando tengas algún apuro lo llames a él, no ha otra persona. Él solo quiere, que no lo olvides.» sus ojos de cristalizaron, y mi mejilla estaba húmeda. Se puso de puntillas y me dio un beso, me sentía... Es inexplicable lo que está mujer me hace sentir. El beso se intensificó, nos separábamos centímetros para tomar aire, enrollo sus piernas alrededor de mi cintura, y empezó a jugar con los pelos de mi nuca, causandome piel de gallina, mis manos viajaban por su espalda subían y bajaban. Me mordió el labio, jade, me detuve en seco.

— ¿Qué sucede?. – Pregunto con una respiración entre cortada por el beso.

—Nena, ya pasé factura. – dije jadeante.

Ella sabía lo que eso significa, soltó una carcajada y desenrollo sus piernas de mi cintura.

— ¿Me lo prometes?. – le pregunté ignorando la situación anterior, y el hecho de que mi amigo seguía muy feliz.

— Lo prometo – dijo para luego intentar abrazarme pero la detuve y fruncio el ceño.

— No lo haría si fuera vos, salvo que quieras pagar las consecuencias.

— Creo que me lo merezco – y me abrazo...

***

Hola, les gusta?.
e.e es mi primer one shot.
Y creo que habrá muchos más de estos.

Last Dance. One Shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora