No es mi día. #SinJa

No es mi día

Narra Ja'far.

-Había tenido undía de lo más agotador, no podía creer que hubiera acabado con la mitad del papeleo atrasado del reino y eso que conociendo al monarca, de aquí a mañana seguro que habría una montaña más grande de la que había hoy y eso que había conseguido reducirla durante el día de hoy. Por hoy no quería escuchar nada más sobre permisos o cualquier cosa relacionada con el reino, salió de su despacho en dirección a sus aposentos. Hoy quería irse a dormir pronto para poder afrontar el día de mañana. Se aseguró de que todos estuvieran bien y descansando. Siempre era el último en irse a dormir y eso junto con sus manías de asesino, hacía que todas las noches velará por el bienestar de sus compañeros que tanto le habían aportado en su vida.

Terminó de ver al último de ellos y se dirigió como siempre a ver al monarca. Llego a sus aposentos, no vio luz por debajo de la puerta por lo que decidió que entraría ver si Sinbad dormía y así terminar su ronda. Abrió la puerta despacio, intentando hacer el menor ruido posible y se asomó a la recamara. Estaba completamente vacía, no había nadie, ni una sola alma, ni en el baño ni en el balcón. La cama estaba perfectamente hecha tal y como la había dejado los criados esta mañana, asique el rey sólo podía haber decidido irse de fiesta a los burdeles del país. A Ja'far le entró un cabreo monumental sólo de pensarlo, es decir, lleva todo el día holgazaneando y sin pisar su despacho, y ahora decide darse el lujo de irse de fiesta por el país, mañana se iba a enterar ese vago que tenía por rey de lo que era trabajar, lo iba a atar a la silla si era necesario, mañana se iba a fusionar con la silla de su despacho de tanto trabajar. Y con ese pensamiento Ja'far salió de la recamara de camino, no a su aposento sino a la bodega de palacio, él también tenía derecho a disfrutar de su tiempo libre como quisiera.

Narró yo

*Lo que Ja'far no sabía es que Sinbad no se había ido de fiesta por el país, sino que estaba justo por el lado contrario del palacio intentando encontrar a muy duras penas su habitación porque gracias a la borrachera que había cogido debido a una apuesta con Hinahoho ahora no sabía ni en qué lugar del palacio estaba.*

Narra Sinbad.

-Yo el Gran Rey de los Siete Mares, había empezado el día de manera maravillosa. Como todos los días desperté y me acerque a mi balcón, observe mi precioso reino que prosperaba día tras día. Como todos los días, en vez de hacer el aburrido trabajo que Ja'far me obligaba a hacer decidí tomarme el día libre, todo el mundo se merece uno ¿no? Y así fue como termine en una taberna del pueblo hablando con Hinahoho sobre lo maravillosos que son los críos y de cuantos debería tener. Hasta aquí todo bien, diréis pero no, sólo a dos hombres muy borrachos se les ocurre hacer apuestas estúpidas. Primer problema, Hinahoho no estaba ni cerca de estar borracho, segundo yo sí que estaba a punto de pasar lo que se conoce como "estar contento". Esto terminó en que Hinahoho, riéndose de mi diciendo que no aguantaría tres días trabajando como un rey normal y sin beber, si yo ganaba Hinahoho debería hacer el papeleo del reino durante todo el mes y estaría libre todo un mes por el contrario si el ganaba yo tendría que hacer todo el papeleo y además llevar durante todo ese mes para cualquier cosa el traje de las bailarinas del país, que no sé de donde, se sacó Hinahoho. Sí, soy un estúpido que llevaba todo el día bebiendo y por tanto muy lejos de estar en mis pensamientos razonables, acepte la apuesta. Apuesta que confirmamos bebiendo más y aquí es donde llega el momento donde yo, me encuentro perdido en mi propio palacio. Harto de que las paredes decidieran cambiar a su antojo, entre en la primera habitación que encontré y me acosté directamente a dormir, porque para ser sinceros habría aguantado poco de pie con la borrachera que llevaba.

Narro yo.

En la bodega del palacio, estaba un muy malhumorado visir quejándose a la nada del vago de su rey, y es que desde que entró ya se había terminado 5 botellas de vino e iba a por una de sake para seguir con su fiesta para desquitar su estrés por culpa del trabajo tan duro que tenía.