Narra Marinette.
Estaba frente a la puerta que induce al aula con algo de nervios por la situación en la que me encontraba, se supone que en esos momentos debía llevar por obligación un par de extensiones de cabello, atadas con cintas de color rojo, en dos coletas.
Se supone que hoy me encontraría con un tal Félix en el aula y debía actuar como mi prima ante él. Al parecer, según Brigette, era un chico frío y distante lo que dificulta la jugada y el haber tenido que seducirlo, pero a decir verdad por como se comportaba Brigette deduzco que no en balde el chico se comporta de esa manera.
Armada de lo poco de valor en mí, entré a mi aula correspondiente, como era de esperarse, y como era lo habitual en mí, llegué tarde y de manera rápida tomé mi asiento junto a Alya.
-Perdona pero este asiento ya está reservado para alguien más- Habló mi amiga tomándome por sorpresa, había olvidado por completo que en esos momentos me parecía a mi prima en lo físico y técnicamente estaba en tomando su puesto.
-Pe- perdona, no fue mi intención- Me disculpé con agilidad llena de pena.
-Eres nueva, cierto?- Me preguntó y de manera nerviosa asentí. Por alguna extraña razón no estaba lo suficiente segura de seguir con la apuesta y mucho menos mentirle a todos, sentía que todo esto nos llevaría por mal camino.
Con torpeza me levanté del asiento para ubicar con la mirada el asiento que mi prima había elegido al llegar a este instituto. Sin completa certeza y luego de no lograr pensarlo dos veces, como era de esperarse en mí, me dirigí a un asiento en el que acomodé mis cosas teniendo la esperanza de no haberme equivocado nuevamente.
Efectivamente, al sentir la presencia de alguien más a mi lado y que el mismo no haya dicho una sola palabra, deduje que realmente estaba en el asiento correcto.
-Supongo que no has hecho la tarea, como siempre- Escuché palabras cortantes y serias dirigirse a mí, lo cual llamó mi atención.
Dirigí mi mirada para encontrarme con un joven de ojos color esmeralda y cabellos tan dorados como los rayos del sol, al observarlo por unos cuantos momentos no noté como la expresión de mi rostro se tornaba melancólica.
-No me mires de esa manera- Exigió de manera fría haciéndome entrar en razón y a su vez que saliera del corto trance. -Espero que hayas hecho la tarea pues no planeo ayudarte- Aquellas palabras congelaban con rapidez lo poco de calidez en mí -Y que no se te olvide. No molestes- Ya estaba lo suficiente molesta como para comportarme con amabilidad y tenía grandes deseos de hablarle de la misma manera a aquel chico, pero aquel día me limité a medir mis límites e ignorarlo desviando mi mirada, algo que al parecer lo sorprendió.
-Marinette, recuerda que debes actuar como Brigette y no como tú misma- Me recordó con docilidad Tikki desde la oscuridad de mi bolso.
Frente a tantas personas no tuve la oportunidad de responder, pero esa vez no tenía las intenciones de seguir órdenes debido a que mi enojo no me lo permitía.
Al comenzar, la profesora, a nombrar a cada uno de los presentes, me encontré con la sorpresa de que la persona que esa vez estaba a mi lado era nada más y nada menos que Félix, el adorado de mi prima.
Narra Brigette.
Había llegado al Instituto mucho más tarde que cualquier otra persona, mi respiración estaba agitada y mis latidos eran irregulares, esto era causado por todo lo que había corrido esa vez. Me encontraba molesta ya que a mi primita querida no se le dio por levantarme temprano, Aunque ni ella se levanta temprano.
Luego de recuperar el aire perdido entre jadeos, me introduje con rapidez a el Instituto evitando sin mucho cuidado las miradas de los profesores. Con una pizca de suerte logré poner pie en el aula sin ser vista, y yo que pensaba que aquella vez sería mi funeral.
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Seduciendo al contrario.
FanfictionComo dos buenas primas y más que primas, muy buenas amigas que somos, nos conocemos como a dos hermanas; esto logramos demostrarlo aquel día, en el cual nos propusimos conocer más de nosotras mismas y así tomar la prueba de fuego para intercambiar i...