Prologo.

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"No sé cómo acabé así. No puedo creer las aberraciones que he hecho, a mí, a mi familia, a los que me rodean.

Sé que ahora soy un monstruo. Sé que me merezco el infierno. Se... que solo hay una forma de acabar con esto y de corregir mis errores.

No quiero que me encuentren, de ser así no sé que me harían, traté de hablar con ellos, pero me ignoraron, oculté la últimallave donde nadie pueda encontrarla y si lo hacen... bueno, al menos ya no estaré para ver lo que pase.

La Orden mencionó algunas veces el valor espiritual de la sangre, de los pactos; mi sobrino Edward ha vivido en Irlanda toda su vida.

Él se hará cargo de todo esto, sé que suena cruel dejarlo con mis problemas, pero ya no puedo con la carga, no puedo dormir ni comer en paz, los escucho, sus pasos, sus murmureos. Se ocultan.

Incluso mientras escribo esta carta puedo sentir sus ojos mirándome, en las sombras.

La tenue luz del medio día ilumina mis manos temblorosas, al menos podre llevarme el recuerdo de esta bella puesta de sol.

Ha llegado el momento, no le temo a la muerte, al ocaso de mi vida.

Lo único que queda es decir adiós, y... pedir perdón a todos.
Pero sobretodo a ti Edward, perdón por lo que tendrás que pasar."


- Charles F. Bramston

La Septima LlaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora