01: De vuelta.

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Eran las 20:45 horas de un sábado, estaba mirando las nubes pasar tras mi ventana.

El día era frío, oscuro, y con una brisa gélida que te calaba los huesos. Empezaba a chispear y en mis labios se dibujó una sonrisa, que era debido a mis recuerdos pasados.

Todo me recordaba a él.

Él era mi todo; era el sol que despejaba mis días nublados, la luz que me guiaba en esta oscuridad inmensa que es el mundo. Pero sin él estaba oscuro, tenía miedo, y estaba perdida.

Mi móvil sonó, era Damon, mi mejor amigo desde hacia tres años. Con él apoyándome era todo un poquito más fácil, siempre me brindaba una sonrisa cuando la necesitaba. Y este era justo el momento en el que la deseaba. Acepté la llamada y empezamos a hablar.

-Hola guapa- Me dijo riendo. Parecía que estaba con sus amigos.

-Hola Damon, ¿estás ocupado?-.

-Si, o sea no... Estoy con la pandilla en casa de Max, pero dime, ¿necesitas hablar?-.

Sus palabras me sonrojaron por algún motivo que desconozco.

-Bueno, estaba pensando en ir a la sala de juegos, ¿quieres venirte con la pandilla?-.

-Bueno, la verdad es que me apetece un montón verte, pero hoy no creo que pueda, ¿otro día tal vez?-. Un colega le arrebata el móvil a Damon y se escucha como empiezan una carrera por la habitación.

-Holaa Halsey, soy Max, ¿que tal te va?-.

Mientras hablaba se oigan las risas de los demás amigos y a Damon pidiendo el móvil a gritos.

-JAJAJA, holaa Max, estoy bien, ¿y tú?-.

-Genial, oye, Damon quiere saber si estás libre el Martes por la tarde.

(¿Qué coño acaba de decir?).

-Pues va a ser que no, aunque si se viene la pandilla puede que sí.

-LOOOOL, ¡¡¡te acaba de rechazar!!! Que pringado, JAJAJAJAJAJA-.
Todos se rieron de mi comentario, al parecer mi llamada estaba puesta en altavoz.

-Le acabo de destrozar la vida JAJAJA.

-Dios eres demasiado perfecta. Un placer hablar contigo guapa, un beso de parte de toda la pandilla, menos de Damon JAJAJA.

-Chaoo.

La llamada finalizó. Me encanta hablar con ellos.
Mañana me voy de vuelta a casa con mi familia, al lugar donde nací y donde me crié. Pasaré ahí mi verano, y luego volveré para comenzar la Universidad otro año más.

Pensando y pensando mis ojos comenzaron a cerrarse y quedé dormida en el sofá.

Desperté y mi casa estaba en un silecio sobrecogedor, casi parecía que podía oír susurrar a los espíritus que según la vecina habitaban en mi apartamento, cuando de repente mi móvil vibra, admito que solté un gritito de terror, pero no era mi intención.

Miré la pantalla del móvil. Me había llegado un Whatsapp de mi madre.

MamiViejita:
Hola cariño. ¿Cómo estás hoy?.

(Sí, tenía guardada a mi madre con ese nombre).

Yo:
Buenos días Mami, muy bien, ¿qué tal papá y tú?.
Por cierto, ya tengo todo preparado para mañana, estoy muy emocionada jeje.

MamiViejita:
Muy bien, tu padre está trabajando de nuevo en la fábrica de tela, pero ésta vez de encargado de producción, está muy feliz.
Si cariño, pronto estarás en un avión con destino de vuelta a casa, es genial, tengo muchas ganas de verte.

Yo:
Sii!! Yo también quiero verte a ti y a todos, estoy ansiosa.

MamiViejita:
Adiós cariño, tengo que irme. Te quiero, un besito de parte de todos, te esperamos.

Yo:
Adiós Mamá. Te quiero.

Mi madre siempre llamándome "cariño", no me molesta cuando lo hace pero cuando me lo dice me siento un poco más vieja.

Miré la hora, eran las 23:17, era un poco tarde, pero quise jugar un poco a algún videojuego.

Mis ojos estaban cansados, eso era señal de dejarlo por hoy, se me había echo bastante tarde, eran ya la 01:39 de la madrugada y se me había pasado el tiempo volando.

Fuí al baño me lavé los dientes, etc, y me puse mi pijama de seda de dos piezas, un short y una camisa, y con el cuerpo pesado del cansancio me acosté en mi cama y dejé que mi mente y mis ojos descansaran por fin.

A la mañana siguiente desperté con los rayos de sol entrando por la ventana, los ojos me dolían por culpa de la claridad. Se me había olvidado cerrar las cortinas y ese simple acto me salvaba de un mal humor por la mañana, pero esta vez no podía quejarme de nada, tenía prisa y encima estaba nerviosa, así que lo dejé pasar.

Me preparé y desayuné muy rápido, tenía que estar temprano en el aeropuerto.

Cogí las maletas y llamé a un taxi.

De camino al aeropuerto mi madre me llamó y le informé de que ya estaba de camino y que según llegara al aeropuerto cogería el avión. Y así fue.

Pasé todos los controles después una larga cola que por momentos se mantenía inmóvil.

Ya en el avión busqué mi asiento, era el 48 F, me tocó el lado de la ventanilla así que al menos no me iba a perder el paisaje nuboso...

Cinco horas de viaje después el avión aterrizó. Según bajé noté el ambiente acogedor que desprendía el aire de naturaleza, podía sentir que estaba más cerca de casa y eso me alegraba muchísimo.

Recogí mis maletas y salí del aeropuerto justo a tiempo para coger un taxi que me llevara hasta el pueblo, hasta mi hogar.

Después de una hora en taxi logré ver algunas casitas que se suponían que eran de mi pueblo. Y así era, ya estaba de vuelta.

La cura del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora