02: Hogar, dulce hogar.

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De pie, delante de aquella puerta tan grandiosa de la casa en la que me crié.
Estaba tan emocionada por poder ver de nuevo a mi familia. Tenía que contarles tantas cosas...

La puerta tenía en medio una aldaba de un gran león, así que la agarré y golpeé con fuerza.

Desde dentro se oyeron las voces de mi madre y mi padre preguntándose si quién tocaba la puerta era yo, y en un par de segundos mi madre abrió. Según me vió se lanzó a mis brazos y me empezó a dar besos por toda la cara, es tan cariñosa y buena, la extrañaba muchísimo. Mi padre vino corriendo a recibirme también, y al darme un beso me raspó con su barba de tres días la mejilla, eso me recuerda a cuando era pequeña y me despertaba por las mañanas haciéndome cosquillas y dándome esos besos tan suyos... Me alegra haber vuelto.

Mi padre se ofrecío a llevar las maletas a mi vieja habitación y mi madre me acompañó a la cocina a prepararme un vaso de leche caliente, hacía frío y a decir verdad casi no sentía los dedos de mis manos, así que no le pude decir que no.

-¿Qué tal el viaje? ¿Te aburriste mucho en el vuelo?- Mi madre sabía lo mucho que odiaba volar y que si no me entretenía en el vuelo podía llegar a ser mortal para mí.

-Bastante mejor que la vez anterior, pero no tan genial. Al lado mío fue una mujer que no paraba de dormir y comer de todo lo que le ofrecían las azafatas, así que ya sabes, pero lo demás bien.

-Vaya, pues la próxima vez pides otro asiento, que siempre te toca con la gente más rara del avión...

-No es tan fácil como decirlo...- Dije, dejando por zanjado el tema del vuelo.

-Oye cariño, queremos presentarte a tu nueva y peluda hermanita- Dijo mi padre, que estaba en el umbral de la puerta con un cachorrito de pastor alemán en brazos.

-¡¡PAPÁ!! Que cosita, ¡es preciosa! ¿Cómo se llama?- Me levanté y empecé a acariciar al cachorrito.

-Agarrala en brazos, toma- Agarré al precioso perrito y le empecé a dar besitos y abrazarle.

-Se llama Bleny, y tiene solo unos meses, nos la regaló el hijo del señor Anderson, el chico que jugaba contigo en el jardín, ¿te acuerdas de él?

Me acordaba de él, pero no me caía especialmente bien, solía ser un poco pesado a veces.

-Si, me acuerdo.- contesté a la última pregunta con desánimo. -¡Que cosita tan hermosa eres tú, por favor! ¿Quién te quiere a ti eh? ¿Quién te quiere mucho a ti? Yoo te quiero mucho a ti preciosura- Dije a Bleny, con tanta emoción que Jako, mi hermano pequeño, me oyó desde la otra punta de la casa.

-¿¿ERES TU HALSEY??- gritó Jako.

-¡NO, LA QUE LLEGÓ FUE NANI!- Le contesté, él solía llamarme Nani cuando solo tenía 5 años.

Jako bajó corriendo las escaleras y vino a darme un fuerte abrazo. A él si que le echaba de menos.

Todos juntos estuvimos hablando hasta que nos dieron las tantas de la madrugada. Se pasaron las horas volando mientras estábamos juntos.
Decidimos acabar y dar por finalizada nuestra conversación y con desagana me dirigí a mi vieja habitación.

Era tal como la recordaba, con la colcha sobre la cama de ositos adorables, el escritorio dónde pasaba mis tardes escribiendo, dibujando o haciendo los deberes... Ya había llegado a mi hogar, y lo único que me quedaba por decir era lo mucho que añoraba esto, esta sensación de tranquilidad y de estar protegida, porque estaba en mi hogar... Al fin estaba en mi hogar.

Con los sentimientos a flor de piel, de recordar los momentos importantes que pasé en esta casa, me acosté en mi cama y cerré mis ojos dejando mi consciencia a merced del sueño.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2017 ⏰

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