Maldición, de nuevo siento ese horrible nudo en la garganta que no me deja hablar, y justamemte cuando tengo que decirle adiós a todos... Algún día tenía que suceder esto, no podía quedarme toda mi vida aquí, a fin de cuentas todo cambia siempre tendrá algo de bueno, aunque también tiene cosas negativas es mejor ver lo positivo y enfocarme en ello o será más difícil despedirme de todo.
11:35 AM
Quedé de verme con Ana, mi mejor amiga, en el parque de siempre desde hace 15 minutos y no se aparece por ningún lado, me desespera que sea así, aunque no es raro que se tarde en llegar a algún lado, siempre tiene algo que decirme, y con esa carita angelical que tiene simplemente no puedo sentir molestia alguna, porque siempre hace algo para que sonría, ya sea un abrazo, un berrinche lo que sea.
Al parecer me acaba de llegar un mensaje, ya se había tardado en hacerlo.
Perdonameeee ya voy en camino
:(¿Puedes darte prisa?
Me van a crecer raíces en los pies
y me voy a terminar comiendo tus gomitasTe juro que si lo haces te
matooooooNo serías capaz :)
Saqué mis audífonos de mi cazadora negra y los conecté al móvil, acto seguido me dispuse a buscar alguna playlist buena qué me hiciera menos desesperante mi espera y comenzé a caminar a una tienda que queda justamente enfrente del parque en busca de cigarros, afortunadamente cargaba mi encendedor, es tedioso tener que estar comprando uno cada qué se me pierde por andar en fiestas o porque alguno de los idiotas de mis amigos se les olvida regresármelo.
Encendí mi cigarrillo y regresé tranquilamente a la banca dónde estaba, este lugar me trae muchos recuerdos, afortunadamente es de los pocos lugares donde puedo venir a escaparme y tomarme un respiro cuando estoy completamente agobiado.
De pronto mi música deja de sonar y se escucha el tono de llamada en mis audífonos. Es Ana.
-¿Quién es ese hermoso vestido de negro que está parado fumando un cigarro?
-No sé quién sea el maldito, no lo veo por ningún lado.
-Más te vale no voltear porque te tengo una sorpresa y no quiero que la cagues.
-¿Tengo que cerrar los ojos?- dije en tono burlón
-No, solamente no voltees y ya, ¿Es mucho pedir?
Colgó el teléfono y comenzó a sonar Soñé de Zoé, una de mis favoritas.
Terminé de fumar y me quedé esperando a que Ana hiciera alguna locura de las que está acostumbrada a hacer conmigo. Entonces sentí como me bajaban mi gorro negro hasta cubrirme la cara por completo y se subian en mis espalda.
-¡Hola preciosooooo!- Exclamó ella gritándomelo al oído, a pesar de tener los audífonos puestos su voz era mucho más fuerte que mi música.
-¿Habrá algún día en el no me provoques un paro cardíaco o me trates de romper un tímpano?
Se bajó de mi espalda y aproveché para volver a colocarme mi gorro y quitarme los audífonos. Entonces se paró enfrente de mí y saco una pequeña cajita plateada con un moño negro.
-Ábrelo- Me ordenó.
Lo hice y al ver el contenido la abracé con todas mis fuerzas.
Era una esclava dorada con nuestros nombres grabados en ella y un anillo plateado con una línea negra en medio de él.
-Quise darte algo que llevaras siempre contigo antes de que te fueras, perdóname si tardé bastante en llegar pero no los encontraba por ningún lado y crei que los había perdido.
-De verdad gracias mi niña, no era necesario algo así.
-Lo sea o no, es algo para que recuerdes lo mucho que te amo, y qué aunque estés lejos no te dejaré sólo.
Entonces me abrazó y comenzó a llorar desconsoladamente, sentí un enorme hueco en mi pecho, y mis lágrimas comenzaron a asomarse una a una hasta que mis ojos terminaron completamente rojos y bajé mi cabeza para pegarla a la de ella.
-¿Cuando volveras?- dijo sollozando sin despegar su cabeza de mi pecho.
-No lo sé nena, quizá el año que viene, o antes, no lo sé aún, las cosas no terminaron muy bien aquí, pero espero venir a verte pronto.
-Pero... ¿Por qué todo tiene que ser tan rápido? No estarás aquí para mí cumpleaños.
-Eso mismo quisiera saber yo mi niña, pero desgraciadamente las cosas se dieron así, ya no hablemos de ello ¿Vale? No tiene caso hacerlo.
-Tienes razón, al menos quiero disfrutar este poco rato que estoy contigo, porque no sé dentro de cuanto tiempo te volveré a...
De un momento a otro me abrazó y comenzó a llorar como jamás la había visto, y yo no fui la excepción, también la abracé cual si no hubiera un mañana, con esa sensación de que tal vez no llegaría bien a mi destino, con la sensación de que ésta podría ser la última vez que la vea, en fin, pasaban muchas cosas por mi mente, solo traté de disfrutar el momento. Entre tanto llanto y sollozo la separe y le di un beso en la frente.
-Si nos volveremos a ver- Dije limpiandole las lágrimas que había derramado -Sólo prométeme una cosa...
Qué pase lo que pase, así no hablemos durante un mes, dos meses, o más tiempo, no cambies tu manera de tratarme, tu manera de ser, y tú manera de quererme. ¿Entendido?Levantó su mirada y asintió levemente.
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Lo Prometo
Romance¿Es difícil hacer una promesa verdadera no? Pero más difícil es mantener una promesa de Amor...