El Beso

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Adrien le dio una enorme mordida a su durazno, estaba fresco y jugoso. Él cerró los ojos y disfrutó del sabor. Se preguntó si así se sentiría un beso, dulce y cálido, en cierta forma como si tomara algo prohibido, algo que muchos habían probado antes que él pero que cada uno disfrutaba en su propia manera. De repente, un estornudo rompió el hechizo. La primavera había llegado, y con ella, esas ligeras alergias que tanto odiaba. Él conocía personas que la pasaban mucho peor, pero eso no quería decir que no se encontrara completamente fastidiado.

— ¿Quieres un poco? — preguntó Marinette quien se acercó a su banca durante el receso y sacó de su bolso un jarabe de antihistamínico. Adrien lo miró, lo cierto era que aquel liquido tenía poco efecto en él, era para personas a quienes las alergias no les golpeaban fuerte, y le daba algo de sueño, pero había olvidado sus pastillas en casa, así que no se podía quejar. Él tomó el frasco de Marinette, sus manos rozaron ligeramente, no era la primera vez que pasaba, pero la misma adictiva electricidad que siempre lo embargaba cuando la tocaba llegó a él como un rayo, ciertamente, Adrien no quería que fuera la última ocasión.

— Hey, escuchen —dijo Nino llamando su atención mientras que se acercaba a ellos. — escuché un rumor. La señorita Mendeliev no llegará a clase, al parecer su automóvil se averió, eso significa dos horas de no hacer nada — comentó.

— Probablemente nos pondrán un par de horas de estudios programados — comentó Adrien con desanimo.

— Amigo, sabes que no hay nadie disponible, nos dejarán completamente solos durante esas dos horas — respondió Nino.

— Ya veremos — respondió Adrien encogiéndose de hombros, en tanto cerraba el frasco y se lo devolvía a Marinette.

— Gracias por tu ayuda, Marinette— dijo Adrien mientras le dedicaba una sonrisa.

Ella recibió el frasco, trato de balbucear unas palabras, y finalmente decidió responderle el gesto, cuando se dio cuenta de que no podría articular ni una frase coherente. Adrien volvió a sonreír, esta vez condescendientemente. Él no entendía la razón de sus nervios, ella apenas podía hablar cuando se encontraba con él, y aquello era una verdadera lástima.

— Nos vemos en clase — le dijo a Nino antes de salir corriendo por las escaleras.

— ¿No entiendo por qué se pone tan nerviosa cuando se encuentra conmigo? — se preguntó Adrien en voz alta. Nino sonrió discretamente y le dio un par de palmaditas en el hombro.

La campana sonó, y a Adrien no le quedó más opción que levantarse de su silla y dirigirse al salón, sin poder borrar el recuerdo de Marinette. No era la primera vez que pensaba en ella más de lo necesario, lo hacía desde el día que entró al colegio, primero, porque ella lo detestaba, y ahora, porque no podía entender la razón para que lo tratara diferente a todos los demás. Él siguió a Nino hasta el salón de clases, en donde encontró a su curso concentrado alrededor de puesto de Marinette y Alya.

— Verdad o reto ¿quién quiere jugar? — preguntó Juleka tan animada como Adrien nunca la hubiera visto.

— Yo quiero, nunca antes he jugado — dijo Adrien emocionado, mientras se sentaba junto a los otros. Marinette le dedicó una sonrisa nerviosa, al parecer, ella si tenía sus dudas frente al juego.

— Yo propongo que no juguemos verdad o reto, mejor que sea una combinación de juegos ¿Qué tal verdad o beso? — dijo Chloe, y por primera vez, una de las sugerencias de la chica pareció agradarles a todos, ya que un sin fin de silbidos le dieron a entender que todos estaban emocionados por las posibilidades.

— Bien, es un hecho, verdad o beso será — dijo Alya mientras sacaba una botella vacía de jugo y comenzaba a girarla sobre la mesa.

Como era de esperarse, nadie escogió "verdad", después de todo, eran un montón de adolecentes cargados de hormonas, y todos querían recibir un beso, así fuera de aquel miembro de la clase del que nunca hubieran pensado recibirlo. Adrien observó frente a él a Marinette estirarse con los ojos cerrados, en tanto sus labios formaban un corazón, y hacían contacto con los de Nathaniel, a él no le agradó la forma casi hambrienta en la que el muchacho tomó ligeramente los hombros de Marinette para prolongar el beso unos instantes más. Aquel acto le pareció indeseable, casi mezquino, como si a él lo único que le interesara fuera tomar sin siquiera considerar que ella pudiera sentirse incómoda.

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⏰ Última actualización: Feb 04, 2017 ⏰

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