Mi ángel del árbol de cerezo

Salía de la oficina tras haber organizado toda la noche anterior documentos para la reunión de hoy en la mañana, el calor era insoportable, y decidí ir a un parque cercano a la empresa, caminaba distraídamente mirando los arboles de cerezo que tanto me gustaban, sonó mi teléfono y me dispuse a contestar.

—Hola…

—Choi Jong Hyun, cuando piensas venir a visitar a tus padres! — hablo mamá exaltada desde la otra línea de teléfono

— En vacaciones mamá, tengo mucho trabajo pendiente— decía mirando mi árbol favorito de cerezo.

— Aún así hijo, llevas 2 años en Japón y queremos verte

— Lo sé, lo siento, tratare de ir cuant…—y fue cuando chocamos— mamá lo siento tengo que colgar te llamo luego- y colgué.

— Te encuentras bien?. — pregunte extendiendo una mano a la chica que había tumbado.

— Si no te preocupes.— hablo sonriendo.

— Lo siento venia distraído fue mi culpa— dije mirándola a los ojos, unos maravillosos ojos negros que tenían un brillo especial.

— No te disculpes venía hablando por teléfono y no te vi—dijo sonrojada.

— Yo también venía hablando-dije pasándome la mano por la nuca- supongo que la culpa fue de nuestros teléfonos— hable divertido y ellos soltó una pequeña y adorable carcajada.

—Supongo.— dijo divertida.

— Choi Jong Hyun , mucho gusto.— hable estirando la mano.

— Igualmente Choi.— dijo cogiendo mi mano y en ese momento sentí como una electricidad recorría todo mi cuerpo.

— Te gustaría ir a tomar unos refrescos, el sol esta insoportable.— la invite esperando que acepte.

— Me gustaría pero tengo que ir a atender a unos pacientes. — y recién pude notar que llevaba una bata blanca.

— Oh… no me di cuenta… y si lo dejamos para después.— hable esperanzado y ella sonrió.

— Será la próxima vez que nos encontremos

— Y no me podrías dar tu número.—volví a insistir y me sonrió traviesa.

— La próxima vez que nos encontremos.— dijo y de despidió con un movimiento de manos, mi ángel se despidió.

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Llevaba 6 meses yendo a aquel árbol donde la encontré por primera vez con la esperanza de volver a verla, aquel árbol se volvió mi árbol favorito, me recosté en él como de costumbre esperando que ella pasase, no venia siempre la misma rutina y nunca aparecía, si tan solo me hubiera fijado en la insignia de su bata sabría donde ubicarla, busque en todos los hospitales de los alrededores y en ninguno estaba ella, otra vez mi celular volvió a sobar y contesté.

—Hola…

—Choi, necesito tu ayuda.—hablo mi mejor amiga japonesa.

—Dime que pasa?.—conteste preocupado.

— Es mi hija Choi, se enfermo necesito verla.— hablo alarmada.